El Callejón de San Miguel en Sayula, Jalisco es el escenario en el que un puñado de artistas visuales y pobladores ha convertido lo que eran muros de adobe y ladrillo pálidos en coloridas reminiscencias del aire bucólico de los alrededores de Sayula y de la estampa de los abuelos y abuelas que ya no están, lo mismo que de retratos de los personajes y amigos que transitan por sus calles.
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Martín Pérez Juárez, Emmanuel Limón, Cecilia Cuevas, Gerardo Herrera, Vicente Zepeda y Gildardo son los acompañantes de la odisea que inició Francisco Preciado hace ya un año, casi al inicio de la pandemia y fructificó como un espacio en donde ha reinado una atmósfera de optimismo enclavada en una época de incertidumbre, encierro y resiliencia ante la propagación del covid-19 y disminución de actividades públicas.
“La idea de los murales se nos ocurrió porque se trata de una calle poco transitada que desemboca en un área abierta. Nadie nos ha financiado, iniciamos por el puro gusto, luego a los vecinos les llamó la atención y nos comenzaron a sugerir ideas, propusimos retratar a sus seres queridos como un pequeño homenaje, algunos les gustó tanto que no se negaron a pagarnos. Cada artista trabaja con los materiales que desea.
“Las contrataciones por decirlo de alguna forma, comenzaron a crecer, de repente ya llevábamos diez, quince murales y comenzaron a llegar incluso artistas de otras ciudades y poblados. Tuvimos que establecer una tarifa, lo máximo que se podía cobrar a quien deseara financiar un mural era de cinco mil pesos y así fue. Ahora ya perdí la cuenta, van treinta y … no me acuerdo. Del total del área que hemos pintado, no sabría las medidas”.
La idea del colectivo es hacer un evento inaugural cuando se restablezcan las condiciones sanitarias, mientras tanto, “seguimos trabajando, esto no para, aún hay espacio y las contrataciones continúan”, dijo Preciado.