El violinista electrónico y Dj, Sebastián de la Riva se concentra en el sonido, en el beat, mientras el público lo observa como construye cada pieza en una obra musical de un desconocido. La base rítmica en ciernes.
Toma el violín y lo coloca en el hombro. Un momento de trance al sonar los primeros acordes, el cuerpo de Sebastián sigue la intensidad de las notas.
De un lado del escenario al otro anda. Por instantes se detiene, pero el sonido avanza. Parecería que en cada presentación encuentra nuevos caminos en lo expresivo.
De una ciudad a otra. De un escenario migra, transfigura. Desde Ciudad de México hasta festivales, conciertos, bares y ferias en el norte mexicano.
El viaje es una forma de aprendizaje y Sebastián de la Riva lo aceptó desde un inicio, y en ello va creciendo su sonido. El mundo parecería ser el arte para el violinista que desiste a la idea de ser un creador estático, sino que busca acompañar con el cuerpo cada una de sus acordes.
“La idea de viajar se presentó sola, tuve la fortuna de que mi música fuera aceptada en diferentes lugares y que eso me llevara a viajar para presentarla y definitivamente le agarré el gusto.
Conozco músicos que no les gusta viajar pero a mí me encanta andar de un lugar a otro, conocer gente nueva y tener nuevas anécdotas que contar. Siento que es parte fundamental para lo que hago el entender diferentes formas de pensar y concebir el mundo, y eso me ha ayudado a tener una visión más amplia del mundo, del lenguaje artístico y de cómo comunicar mejor mis ideas”.
El beat es abrasivo, con tintes de protesta que lo hace inconfundible. Y luego, el violín que apuntala la composición.
Sebastián se ajusta a la actualidad y a formar una carrera de instantes y de presentaciones en un mundo donde la industria del disco es distinta a la de las grandes estrellas.
“El rol de los discos ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo. Siento que en estos tiempos han pasado a ser una carta de presentación para conseguir shows en vivo y se han vuelto casi como una postal de recuerdo que el público compra si les gustó lo que vieron.
Yo estoy muy agradecido porque he vendido ya dos reediciones de mi EP y vamos sobre la tercera, en las tocadas se ha visto mucho interés por adquirirlo en físico. Yo veo el disco como un arte aparte de las presentaciones en vivo, usar técnicas de grabación, overdubs, efectos, máster... todo eso”.
Pero no deja de estar convencido en el proceso creativo en el escenario, y son dos facetas distintas en su carrera. Pero aún así, no desiste en compenetrarse en hacer proyectos discográficos, de hecho se encuentra en el tercero.
“Y luego reinterpretar todo en vivo, siento que el arte de grabar es una cosa y el arte de tocar es otra cosa y me cuesta trabajo decidir cuál me gusta más, encuentro ambas muy fascinantes y divertidas.
Por un lado la libertad de tocar para un público y poder cambiar cosas en el momento o dejar algo plasmado que no se va a volver a repetir es increíble y también lo es tomar decisiones que van a quedar plasmadas en una grabación inmutable, pero que está dando un mensaje que potencialmente podría ser escuchado por casi cualquier persona en el mundo es muy emocionante también”.
Baila con fuego
De la Riva es un perfomance a donde quiera que va, lleva sus cadenas para ambientar primero su mundo. Y ahora el fuego será sonido, porque considera llevarlo a las presentaciones que realiza. La composición, el movimiento, la imagen es ahora los elementos vivos, vibrantes. El fuego, el beat, y el violín.
“¡Sí! Lo de bailar con fuego surgió primero como una actividad aparte de la música, casi como un pasatiempo, sin embargo este año se volvió algo mucho más serio y ya estoy viendo la manera de incluirlo en mis presentaciones, en unos días estaremos presentando nuestro proyecto como fuegueros en redes sociales, que llevará por nombre Urban Rad y que por supuesto estará compartiendo directamente con Ametro mi proyecto como músico solista”.
Al escucharlo es imposible no pensar en José Revueltas, un escritor nacido en Durango, esos fragmentos de voz en la composición dan un toque particular, u dejo de protesta encarnada en cada presentación en vivo.
Sebastián de la Riva, es uno de artistas que ha logrado colocarse en la mira del público por su convocatoria que a lo largo de los años ha crecido en todo México.
Y por lo que se percibe, es un hombre que se debe entender como un fenómeno humano.