La destrucción de la naturaleza se puede revertir: Sebastião Salgado

Como fotógrafo, la humanidad prácticamente lo llevó al borde de la desesperación. Como ambientalista, es optimista.

El fotógrafo Sebastião Salgado habla sobre su pasión por la naturaleza y su activismo en el Amazonas (DPA).
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Río de Janeiro /

Sebastião Salgado, que será distinguido con el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes el 20 de octubre en la Feria del Libro de Fráncfort, quizá no cree en el ser humano como especie, pero sí en la fuerza de la naturaleza.

"La destrucción de la naturaleza se puede revertir", dice Salgado, de 75 años. "Tenemos suficientes recursos, suficiente dinero, suficiente saber, suficiente tecnología para reconstruir lo que destruimos".

No cree que pronto pueda ser demasiado tarde. "Si creemos en un 'point of no return', nos desesperamos. Tenemos que tener esperanza. Y empezar a trabajar". Él mismo lo hace con el Instituto Terra.


¿Qué siente cuando ve los incendios en su país natal Brasil?

Me siento muy mal. En los últimos 50 años destruimos el 19 por ciento de la selva amazónica en Brasil. Es un desastre. Los desmontes por incendios se producen sobre todo en las márgenes del Amazonas, allí donde están los agricultores. Avanzan en el Amazonas como termitas. Debemos detenerlos.


¿Qué papel tiene, en su opinión, el presidente de Brasil Jair Bolsonaro?

Fue a instancia suya que los agricultores decidieron intervenir en la selva. Ya como candidato habló del potencial de la selva amazónica sin respeto por los territorios de los pueblos originarios. El Amazonas es una selva tropical, es húmedo, no arde cuando uno lo prende fuego. Antes de que arda, hay que talarlo y secarlo.


¿Qué debe ocurrir para detener estos desmontes por incendio?

¡El mundo debe presionar! Brasil es una democracia. Bolsonaro no es un dictador. Cuando otros estados ejercen presión, eso tiene un efecto. La clave es la economía. Brasil quiere exportar sus productos agrícolas. Si los agricultores no los pueden exportar, Brasil escuchará el mensaje.


¿Qué papel puede jugar Europa?

Los europeos no deberían cerrar ningún acuerdo comercial con los brasileños sin poner condiciones. Y las condiciones deben ser: respeten la selva amazónica, respeten a los habitantes originarios, respeten el medio ambiente. Quizá eso ponga en marcha un cambio en el modo de pensar.


 Hablando de cambio en el modo de pensar, en el documental sobre usted (La sal de la tierra, 2014), dice: "La humanidad es tan cruel, no nos merecemos vivir". ¿Cambió de opinión?

En esa época no me sentía muy bien. Había perdido la fe en la especie humana. Vi cosas tan terribles, tanta brutalidad, tanta violencia. Mi mente y mi alma estaban enfermos. Pero cuanto más creció el Instituto Terra, más cambió eso. Hoy tengo más esperanza y soy más feliz.


Hace casi 30 años comenzó a recuperar la finca de sus padres. ¿Cómo trabaja el Instituto Terra?

Plantamos más de dos millones de árboles. Recogemos semillas allí donde aún existen ciertos árboles, los cultivamos, los plantamos y los regamos. ¡Y los animales regresan! No sólo porque nosotros los llevamos, sino que volvieron por sí mismos. Ahora tenemos 170 especies de aves, yacarés, yaguares, monos. Eso hizo que mi vida fuera mucho más feliz y mucho más importante.


Entonces, ¿usted no necesariamente cree en el ser humano pero sí en la naturaleza?

Descubrí que en este planeta no sólo hay seres humanos. Antes sólo fotografiaba personas. Pero entonces descubrí las hormigas, los pájaros, los monos, los yacarés. Todos ellos son tan importantes para el planeta. Todos son importantes, no sólo mi especie. Pase lo que pase con nosotros, el planeta seguirá estando. Desde que sé eso, puedo vivir en paz.


¿Aún podemos detener la destrucción de nuestro entorno?

Tenemos que reconstruir la biodiversidad. Podemos hacerlo. Debemos hacerlo. En el Instituto Terra demostramos que se puede. Esa es mi mayor esperanza hoy: Que entendamos que la destrucción de la naturaleza se puede revertir. Tenemos suficientes recursos, suficiente dinero, suficiente saber, suficiente tecnología para reconstruir lo que destruimos. Si creemos en un 'point of no retun', nos desesperamos. Tenemos que tener esperanza. Y empezar a trabajar.


¿Qué puede aportar la fotografía en ese sentido?

Sola, nada. Puedo tomar una imagen que le guste a las personas. Quizá también una que las conmueva. Pero eso no es nada. Tiene que ser parte de un movimiento, junto con este texto, la voluntad de gobiernos, el compromiso de organizaciones. Quizá puedo poner en marcha algo.


¿Cuál es su próximo proyecto como fotógrafo?

En los últimos años fotografié la Amazonía. Las últimas imágenes las tomé en junio. Ahora estamos visualizando y editando el material. Estamos preparando un libro que se publicará en 2021 y una serie de exposiciones en todo el mundo. Queremos crear consciencia sobre lo maravillosas y diversas que son la naturaleza y las personas allí, para que aprendamos a quererlas y podamos defender la Amazonía.


Quién es

Sebastião Salgado

Nació en 1944 en el estado brasileño de Minas Gerais. Creció en una granja. Por su lucha contra la dictadura militar, en 1969 emigró con su esposa Lelia a París. La pareja tiene dos hijos.

Salgado estudió Economía. En 1973, abandonó la profesión para trabajar como fotógrafo. Entre otras cosas, fotografió campos petrolíferos ardiendo en Kuwait, el genocidio en Ruanda o las condiciones infrahumanas de trabajo en las minas de oro.

Tras una crisis espiritual, a principios de los 90 regresó con su familia a Brasil, donde fundaron el Instituto Terra.

El 20 de octubre Salgado recibe el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes en Fráncfort.


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