Con puré de papá, sopa y hasta pasteles, activistas han atacado en las últimas semanas múltiples obras de arte alrededor del mundo. La polémica ha crecido por lo explícito de las imágenes: lienzos salpicados y piel adherida, además de consignas a favor del medio ambiente. Y, aunque ninguna pieza ha resultado dañada, debido a los protocolos de cuidado, no todos los museos cuentan con el mismo nivel de seguridad.
En un recorrido, MILENIO visitó los museos de Arte Moderno, Antropología e Historia, así como el Palacio de Bellas Artes, y en los tres se constató que las medidas de seguridad son mínimas, dejando así a obras de arte en situación del vulnerabilidad, pero sobre todo a las de gran formato.
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A la entrada de los recintos, los reglamentos prohíben acceder con vehículos no motorizados, mascotas, productos de tabaco, armas y alimentos. Los detectores de metal y de Rayos X son otros de los filtros de seguridad, sin embargo, las medidas no son suficientes. Ya sea entre las ropas o algún bolso pequeño, casi cualquier artículo puede pasar, pues el personal encargado no constata que ninguno de los artículos prohibidos ingrese.
Durante la visita a los tres museos, se logró el acceso con alimentos, tanto sólidos como líquidos y sin mayores complicaciones. En salas y pasillos, el personal de cada museo se encuentra atento a los visitantes, mientras que a través de las cámaras de videovigilancia se da seguimiento a cualquier tipo de actividad sospechosa.
“Hay gente que sí llega a tocarlos o quiere tocarlos; ya ve que se ven como porositos, pues hay niños que quieren jalar de ahí… por eso los cuidan mucho[…] pero hasta ahorita no han habido daños”, aseguró una guardia del Palacio de Bellas Artes durante una conversación sobre los murales que se encuentran ubicados en el último piso del recinto.
La mayoría de obras expuestas, sean pinturas, esculturas o piezas arqueológicas, no cuentan con medidas de seguridad, exceptuando el área límite de observación. Solo en casos contados las piezas llegan a contar con protección de cristal o espacios delimitados más amplios.
En caso de dañar una pintura: primero, se constata si se trató de un accidente o de un acto intencional. En el primer caso, no se acciona mecanismo legal; mientras que en el segundo, se activa la parte jurídica del recinto. y, en cualquiera de ambas situaciones, se accede al seguro de la pieza o del museo, a fin de determinar el daño y diagnosticar qué clase de restauración requerirá la pieza dañada.
Desde inicios de octubre, en distintas ciudades de Europa, la organización activista de Jus Stop Oil se ha adjudicado todos los ataques, con el objetivo de expresar su rechazo a la industria petrolera y el cambio climático.
Obras de artistas de la talla de Vincent Van Gogh y Claude Monet, han sido los blancos para estas protestas y las mismas han tenido lugar en distintas ciudades de Europa, como en el Museo Madame Tussaud, la National Gallery de Londres o el Museo Barberini de Postdam en Berlín.
Últimos ataques en nombre del activismo
Este lunes, la vocería del Museo D’Orsay de París, informó que su personal de seguridad logró frustrar un ataque en contra de un cuadro de Van Gogh, esto durante la tarde del jueves pasado.
De acuerdo con la institución, una activista de la organización Just Stop Oil fue quien intentó arrojarle sopa al Autorretrato de Saint-Remy, obra de 1889; sin embargo, el personal del museo detuvo la acción cuando dejó al descubierto su playera con la leyenda del grupo activista. Simultáneamente, en el museo de La Haya, en Países Bajos, la policía holandesa detuvo a tres ecologistas que atentaron contra el cuadro La joven de la Perla, obra de 1665, del artista Johannes Vermeer.
En el acto, dos hombres lograron ‘pegarse’ a la obra, uno de la cabeza y otro del puño, a la par de exhibir sus playeras con el lema del colectivo que pide frenar la industria de hidrocarburos.
En ninguno de los casos, las obras han terminado con daños irreversibles, esto debido a que todas las piezas que han sido blanco de ataques o intervenciones, han estado protegidas por un cristal.
PCL