El sueño de ser enterrado en el histórico cementerio de San Michele de Venecia, junto a grandes figuras del pasado como el poeta Joseph Brodsky, el músico Ígor Stravinski o el poeta Ezra Pound, está ahora al alcance de todo aquel que disponga de al menos 250 mil euros.
El Ayuntamiento veneciano ha retirado las concesiones de 17 tumbas privadas que han estado abandonadas durante décadas en este cementerio público y tiene intención de subastarlas para que familias tanto italianas como extranjeras, enamoradas de Venecia, puedan reservar esos espacios para después de su muerte.
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El consistorio acaba de realizar una primera licitación en la que ha recibido dos ofertas de familias venecianas que ahora los funcionarios están estudiando, explica el asesor del municipio veneciano encargado de la gestión del Patrimonio Histórico de la ciudad de los canales, Renato Boraso.
Su intención, no obstante, es repetir esta puja en los próximos meses, “previsiblemente en junio”, hasta repartir las 17 concesiones, que tendrán una validez de 99 años.
[OBJECT]“Como el estado de degradación era muy notable, hemos decidido retirar las anteriores concesiones de estas 17 tumbas de familias que no se utilizaban desde hacía decenios y como era suelo público se ha decidido hacer una subasta pública”, señala.
Boraso aclara que estas “tumbas históricas” que ahora están a la venta están vacías, pues nunca fueron utilizadas por las familias pudientes que las adquirieron y quedaron olvidadas, hasta ahora.
Las tumbas forman parte de “un hemiciclo situado en el centro del cementerio” y están decoradas con mosaicos, mármoles policromados y pinturas de una belleza tal que “merecerían ser visitadas por los turistas”.
Vista de la pequeña isla y del cementerio, al cual se llega en Vaporetto (Wikicommons)
Su valor histórico aumenta si se tiene en cuenta que se ubican en un espacio excepcional: el cementerio monumental de Venecia, edificado en el siglo XIX en la Isla de San Michele, a medio camino entre la ciudad de Venecia y la isla de Murano.
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En este camposanto están enterrados genios extraordinarios cuyos cuerpos fueron llevados en góndolas, como el Premio Nobel de Literatura en 1987, Joseph Brodsky; el matemático y físico austríaco Christian Andreas Doppler; el poeta y crítico estadunidense Ezra Pound; el compositor ruso Ígor Stravinski; el bailarín ruso Serguéi Diáguilev, fundador de los mejores ballets rusos; el pintor italiano Emilio Vedova; el compositor italiano de música contemporánea Luigi Nono; el siquiatra contestatario italiano Franco Basaglia o el pintor modernista esloveno Zoran Mušič.
Tumba de Ígor Stravinski (Especial)
Garantizarse el reposo eterno en un lugar como este es un privilegio del que pueden disfrutar solo unos pocos, aquellos que puedan permitirse pagar entre 250 mil y 350 mil euros.
“Gastar esta suma en estas tumbas históricas en un cementerio tan prestigioso como este no me parece exagerado, Venecia es admirada en todo el mundo”, opina este asesor nacido en la localidad de Mestre hace 47 años.
“Esta cantidad es merecida si se quiere ser sepultado en un cementerio así, histórico, monumental, tan importante como el de Venecia”, añade.
Cinco tumbas están en buenas condiciones, detalla Boraso, pero las otras 12 “necesitan ser restauradas porque hay partes caídas del techo o de las paredes”, daños inexorables fruto del paso del tiempo.
Las tumbas fueron pensadas inicialmente para “familias nobles o de la alta burguesía”, son “espaciosas” y algunas disponen de una capacidad para enterrar “hasta siete o tal vez ocho familiares”.
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Estas sepulturas de lujo están separadas de la otra parte del camposanto en la que habitualmente son enterrados los ciudadanos de Venecia, un espacio que fue ampliado en 1998 por el arquitecto británico David Chipperfield, ex director de la XIII Exposición Internacional de Arquitectura de Venecia.
El cementerio eligió entonces confiar este proyecto a Chipperfield, uno de los arquitectos más reputados a nivel internacional y que a lo largo de su trayectoria profesional ha sido galardonado con reconocimientos como la Medalla de Oro Heinrich Tessenow en 1999, el premio RIBA Stirling en 2007, o el Premio Mies van der Rohe en 2011.
AG