Serge Gainsbourg: hace 25 años se fue un genio bohemio y provocador

El músico, quien renovó la 'chanson française', todavía despierta fascinación, debido a su enorme talento, sus amoríos con figuras como Brigitte Bardot y sus actos desmesurados.

El cantante francés y Jane Birkin.
Editorial Milenio
París /

Boris Vian vaticinó que Serge Gainsbourg marcaría un antes y un después en la historia de la canción. Y lo hizo, sumergido en una nube de nicotina desde la que renovó la chanson française mientras llevaba una vida bohemia con Brigitte Bardot, Jane Birkin y Bambou.

A 25 años de su muerte, debida a un ataque al corazón a la edad de 62 años, el cantautor aún genera fascinación para un artista de madurez tardía, con voz discreta, facciones inusuales y sobresalientes orejas, atracción que emana de una sensibilidad lírica portentosa y de un carisma desmesurado.

La parisina Galerie de L'Instant le dedicará, del 11 de marzo al 31 de mayo, una exposición fotográfica con instantáneas de Tony Frank, documentalista de la farándula que durante 15 años siguió a Gainsbourg.

Casi siempre fumando, muestra a un creador pensativo, alegre, que manipula una marioneta o besa a Jane Birkin, en una serie cuyo denominador común es "la belleza", según la galería.

La belleza siempre abrazó a Gainsbourg, aunque creció y vivió sintiéndose feo. No se gustaba, ni en los años cincuenta, cuando aspiraba a ser pintor y tocaba el piano en cabarés, ni en décadas posteriores, reconocido ya como un precursor musical y elegante seductor internacional.

Divorciado de sus dos primeras esposas, y con ocho discos publicados, aunque con un éxito moderado, en 1967 Gainsbourg conoció a la actriz Brigitte Bardot, para quien debía componer una canción.

"Vivimos un amor muy puro y muy romántico. Un amor como se sueña, una vez en la vida. Han pasado 40 años, pero nuestra historia sigue siendo un momento sublime de pasión", recordaría décadas después Bardot.

Cantaron juntos temas como "Bonnie and Clyde" y "Harley Davidson", y la incrustó para siempre en el título de un disco: Initials B.B. También grabó con Bardot "Je t'aime... moi non plus", su himno al amor intermitente, aunque guardó la copia durante 20 años.

La versión mundialmente conocida, aliñada con suspiros carnales, es la registrada en 1968 a dúo con Jane Birkin, a la que había conocido durante el rodaje de la película Slogan.

Birkin era 18 años más joven y arrancaba como cantante y actriz, mientras que Gainsbourg había hecho fortuna tras entregarse a la música comercial y ya disfrutaba del dinero y la fama del estrellato.

Su tema "Poupée de cire, poupée de son" había ganado en 1965 el festival de Eurovisión en boca de France Gall; también con ella había rentabilizado "Les Sucettes", una alegoría musical a la felación que la inocente Gall creyó una canción sobre caramelos.

El provocador Gainsbourg y la dulce Birkin se convirtieron en una de las parejas más mediáticas del mundo durante los 12 años que permanecieron juntos, una unión de la que nació la actriz Charlotte Gainsbourg (1971) y que propulsó las carreras de ambos.

Cansada de su alcoholismo, su vida desordenada y algunos episodios violentos, Birkin terminó por abandonarle en 1980, mientras que él siguió chapoteando en un charco de alcohol y se inventó un personaje nacido para provocar, Gainsbarre, que terminó por engullirle.

Gainsbarre era, entre balbuceos, el que quemaba billetes en las entrevistas o el que le decía a Whitney Houston que quería acostarse con ella, en televisión, en directo y en un inglés tan pobre como contundente.

Entonces salía con Bambou, una ex modelo cantante y adicta, que fue su pareja hasta que su corazón dejó de latir en una parisina noche de marzo, y con quien tuvo a Lucien Gainsbourg (1986).

A Gainsbourg, cuyos restos reposan en el cementerio de Montparnasse, le sobrevive un legado de 17 discos de estudio, alguna película, más de 650 letras y partituras de jazz, rap, rock, reggae y música afrocubana con un desparpajo desconocido hasta entonces en la música francesa.

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