¿Sergio Mayer miente? Si no, por lo menos da las respuestas equivocadas.
Hace unos días, al ser cuestionado sobre los documentados errores que ha cometido tanto en declaraciones a la prensa como en redes sociales, el presidente de la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados se excusó diciendo que padece “dislexia mental”.
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“Yo tengo dislexia mental y de repente cambio una palabra por otra, incluso cuando escribo —aseguró—. En mis tiempos no había quien te dijera que tenías algún desorden”.
El término dislexia mental, sin embargo, no existe, de acuerdo con la neuropsicóloga Brenda Betancourt. Lo que sí existe es el término dislexia, “que se encuentra entre los trastornos del aprendizaje”.
Se trata de “una dificultad en la adquisición de la lectura” relacionada con “tres principales dificultades: la precisión, la velocidad o fluidez y la comprensión”, explica la especialista.
Pero los deslices de Sergio Mayer no tocan el terreno de la lectura. Son más bien confusiones léxicas, como decir cataratas por cascadas, o referirse a la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) en lugar de a la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente).
En septiembre de 2018, circuló un tuit con faltas de ortografía, que, posteriormente en un comunicado, Mayer atribuyó a un hackeo de su cuenta.
Entonces, si una persona se equivoca al intercambiar la posición de las letras o al confundir el significado de los términos, ¿no tiene dislexia? “Quienes cambian las letras al leer, sí tienen dislexia. Al escribir, no; eso sería disgrafia”, aclara la psicóloga.
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM 5, por sus siglas en inglés), la dislexia, la disgrafia y la discalculia —dificultad con la adquisición de pensamiento matemático— se clasifican dentro de los trastornos del neurodesarrollo.
Para su tratamiento, existen “terapias enfocadas a la parte pedagógica. Yo soy neuropsicóloga. Lo que hago es evaluar, por medio de pruebas, el estado cognitivo del cerebro y hago un diagnóstico para determinar cómo se está presentando la dislexia. A partir de eso, hago una intervención neuropsicológica, sobre todo en los niños. Tengo que dar herramientas [...] con estrategias para lograr una adquisición y corrección de sus dificultades”, concluye.
Daños colaterales
Padecer dislexia puede afectar todas las esferas personales del paciente, explica Brenda. Tiene implicaciones sociales y emocionales en la parte del autoestima, además de repercusiones en otras áreas de aprendizaje.
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