La música no sólo es arte, cultura, despertar de sentimientos, también se ha convertido en una bandera de paz, insurrección y protesta, pero en forma pacífica, por lo que el director Christian Vázquez considera que “si el mundo fuera una orquesta, todo sería diferente”.
De nacionalidad venezolana, el músico ha viajado por el mundo y participado en diferentes escenarios, sin embargo, conoce la situación en su país, la crisis que vive Venezuela, así como muchas partes del mundo, por lo que espera que esta situación concluya y los cientos de músicos que han salido de su país natal, regresen para continuar con el fomento a la cultura a través de la música.
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“Sí el país funcionará como una orquesta sinfónica, sería un país en armonía y de mucha paz, porque uno cuando está en ella, quiere uno que suene bien, que la gente se vaya contenta, porque a nadie le gusta que la orquesta reciba críticas o señalamientos de que suena mal o que algún músico se equivocó, por lo que, si cada uno de nosotros, como individuos en su área pone su granito de arena y diera lo mejor de sí, fuésemos otro país, otro mundo distinto”.
“Gracias a Dios en este momento el sistema de orquesta en Venezuela aún sigue funcionando, se han ido bastantes músicos a otros países, a nivel mundial, a donde llegues habrá un músico venezolano y estamos pasando por un momento de crisis, por una transición y espero que pronto podamos regresar todos a Venezuela, aunque siempre regreso a trabajar con el sistema de música, pero seguimos trabajando con los niños, ya es un millón que tenemos en Venezuela, más de 600 orquestas, coros, pero tenemos que tocar, cantar y luchar”, expresó el director, quien estará en calidad de huésped con la OSUAEH este 22 de noviembre, en el que ofrecerá la gala sinfónica “Tchaikovsky Forever Vol. 2”.
“Estoy agradecido con el director de la OSUAEH, Gaétan Kuchta, por la invitación compartiendo con los músicos, por lo que vamos a tener un repertorio muy bonito con la Obertura “Las Hébridas” de Felix Mendelssohn, que compuso sobre su viaje a Escocia, después vamos a hacer la Marcha de Tchaikovsky, una obra que él compuso al honor del Reino de Serbia y a los soldados rusos, quienes fueron a ayudarlo con el ataque de Turquía y ahí pone dos canciones populares serbias y el himno de Rusia, como protesta y agradecimiento”, refirió.
El joven director de 34 años ha realizado conciertos en Londres, Berlín, Lisboa, Hamburgo, Milán, Toulouse, Viena, Ámsterdam, Salzburgo, Múnich, Estocolmo, Estambul, China, y Japón.
Además ha dirigido innumerables orquestas, entre las que se encuentran: la Filarmónica de Tokio, la Filarmónica de Israel, la Radio Sinfónica de Viena, la Sinfónica Estatal de Rusia, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Filarmónica de Seúl, la Orquesta Sinfónica Nacional de México, y la Orquesta Real de la Ópera de Dinamarca.
En 2011 fue nominado al prestigioso Anillo de Beethoven, premio creado por la Sociedad de Amigos del Festival Internacional de Beethoven de Bonn para distinguir a jóvenes artistas.
Este 22 de noviembre estará presente en el Aula Magna “Alfonso Cravioto Mejorada” del CEUNI, y asegura que disfrutará este concierto como lo hace en cada lugar en donde puede dirigir y hacer vibrar las notas de grandes compositores, “porque soy un ciudadano del mundo, a cada país que yo llego, trato a todo mundo igual como si estuviese en Venezuela, y sólo deseo siempre que me traten igual a mí”, concluyó.