Una carta manuscrita de Sigmund Freud que muestra un raro lado sentimental del pensador del siglo XX y da un vistazo a la vida del prominente refugiado judío ante el avance nazi, será subastada en Jerusalén.
La carta, escrita en alemán y fechada el 21 de junio de 1938, fue enviada semanas después de que Freud escapara de los nazis en su Austria natal y se mudara a Londres. En ella, le escribe a la filántropa Margaret Stonborough-Wittgenstein, amiga y paciente en Viena, para expresarle simpatías sobre una tragedia personal y quizás buscando detalles de la vida en la capital austriaca bajo el control nazi.
La carta muestra el lado tierno de Freud, una característica no atribuida a menudo al padre del psicoanálisis, de acuerdo con Joel Whitebook, autor de la biografía Freud: An Intellectual Biography y director del programa de estudios de sicoanálisis en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
"A menudo la gente describe a Freud como un tipo intelectual, cerebral, pero él era muy, muy sensible a su ambiente y a la estética”, dijo Whitebook.
En la carta, Freud conforta a Stonborough-Wittgenstein luego que el exesposo de ésta se suicidó y le pregunta sobre su estado mental.
"Puedo imaginarme en el doloroso y conflictivo estado mental que ese acontecimiento la ha colocado ¿Van a cambiar sus circunstancias? ¿Seguirá en Viena? Me gustaría preguntarle mucho más”, escribió.
La despedida es cálida: “Espero saber pronto de usted, con mi más profunda simpatía, Freud”.
Esa inusual e informal dinámica entre los dos, tanto en plan de amigos como de una relación doctor-paciente, era común y “parte de la escena en Viena”, de acuerdo con Whitebook. La carta es “evidencia de lo unidos” que eran en aquel entonces la comunidad judía, el mundo cultural y el mundo científico, añadió.
Stonborough-Wittgenstein era la hija de Karl Wittgenstein, un magnate de minería y uno de los hombres más acaudalados en Austria.
Aunque varios miembros de la familia Wittgenstein se convirtieron al cristianismo, tenían antecedentes judíos, lo que los hacía sujetos a las leyes racistas nazis. Sin embargo, sus recursos financieros, su estatus de élite en la sociedad y la conversión al cristianismo fueron suficientes para protegerlos.
Freud, que era judío, era conocido entonces, pero no tenía el estatus suficiente para garantizar su seguridad. Para 1933, sus libros habían comenzado a ser quemados públicamente y su hija Anna fue arrestada por la Gestapo.
La familia consiguió escapar con ayuda de Anton Severwald, un alto oficial nazi que era fanático del trabajo de Freud.
La carta fue adquirida por un coleccionista israelí en una subasta en Europa y será subastada de nuevo ahora en Jerusalén el 3 de diciembre, con una oferta inicial de seis mil dólares.
lar