En 2006, mientras hablaba en público en un homenaje dedicado a su padre, Siri Hustvedt comenzó a temblar descontroladamente de la cabeza a los pies y era como si fuera presa de un ataque epiléptico. La escritora tomó aire, se recuperó y decidió continuar.
Y su experiencia la plasmó en La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (Seix Barral).
“Pensé que podía hablar del tema para ir en busca de esa mujer, del dolor y de un diagnóstico… utilizando la ciencia y la literatura. A pesar de no saber qué estaba mal, pero creo que más allá del dolor, también hay mucho humor en el libro”, señaló en entrevista con MILENIO, la escritora, premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019.
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“En Nueva York, ningún doctor en sus cabales me habría enviado a un exorcista a pesar de la confusión que había respecto a mi diagnóstico (risas) En el libro profundizo en mi búsqueda y en temas como la neurología, la psiquiatría y el psicoanálisis”, agregó Siri Hustvedt
En algunos de sus libros, la escritora habla del dolor físico o emocional, pues considera que “todos los seres humanos tienen una experiencia con el dolor, la vida nunca es estable, hay momentos de subida o bajada. Pero considero que esta idea de que el arte se produce a través del dolor es un poco simplista, pues también se produce en la alegría, en las aventuras o en los buenos momentos”.
La escritora explicó que le gusta cambiar de temas cuando escribe, sí, lo hace del dolor, pero también tiene comedias.
“Cualquier escritor que sea de una sola nota es insoportable, algunos caen en el mismo ritmo, no varían y hacen que el lector cabecee y se aburra con ciertos libros. Tienes que cambiar constantemente cuando creas y es lo que trato de hacer siempre”.
Debido a sus ideas, cuestionamientos y fuerza literaria, Siri Hustvedt se convirtió en una escritora a la que siguen muchas mujeres.
“El movimiento de las mujeres en los países de habla hispana es fantástico. Yo tengo 69 años, yo no soy joven, pero he experimentado que muchas mujeres jóvenes me siguen, quieren hablar conmigo o significo algo para ellas y me siento muy afortunada que así sea el caso… pero yo no soy el futuro, ellas son el futuro y me sorprenden”, comentó.
En sus libros, la ciencia y la literatura, conviven cotidianamente en la obra de la escritora.
“Lo que me interesa de la ciencia es la filosofía de la misma. Todos nosotros, a cierto grado, somos víctimas de una universo conceptual que continua su marcha hasta que deja de funcionar y las preguntas alrededor de la ciencia y su efecto en la vida me interesan mucho”.
Enfrentando el machismo
Durante la charla, es inevitable hablar de Paul Auster, su famoso marido, no le molesta, pero señaló claramente que “entre yo y mi esposo siempre hemos sido camaradas, literarios, hemos leído el trabajo del uno y de otro con mucha cautela y con comentarios. Él es muy paciente”.
—¿Es complicado que siempre te pregunten por él?
No. Pero ya he hablado de experiencias bastante extrañas sobre el tema: cuando publiqué mi primera novela, había un periodista alemán que me dijo que yo no lo había escrito, que fue mi marido; yo me quedé con la boca abierta. O han dicho frente a mí que Paul Auster tiene un trabajo que es intelectual, y yo, pues, una obra doméstica.
Pero la escritora comentó que si bien no es gracioso, al pasar de los años “he podido reconocer esto como una experiencia, poco personal o impersonal que le ocurre a muchas mujeres, por lo tanto se me ha hecho mucho más sencillo encontrar lo ridículo, y cuando encuentras lo ridículo, resulta que desactivas la misoginia. El incremento continuo de la conciencia genera una inmensa libertad y te libera de ese tipo de dolor, te adueñas de tu propia autoridad y la misoginia ya no funciona: ¡voila!, ya me da risa”.
Sobre otro de sus libros, Madres, padres y demás (Seix Barral), explicó que no es un libro doloroso “es más un homenaje a mi abuela y madre que perdí en el 2019, ella tenía 96 años y tuve la fortuna de que estuviera conmigo, pero la extraño todos los días”.
El libro es una colección de ensayos sobre el feminismo y las memorias familiares con temas como el amor, el dolor o el poder transformador del arte.
Siri Hustvedt habló durante la entrevista del duelo, de la alegría y de su hija y su experiencia lectora. ‘sabes madre, los grandes libros pueden ser muy tristes pero nunca son depresivos’, y tiene razón, es real, pues uno como lector uno se puede sentir iluminado después de leer un gran libro”.
Finalmente, se le advierte a Siri Hustvedt, que la siguiente pregunta puede ser un poco estúpida.
“Bueno, a veces son las mejores preguntas”, responde mientras se ríe
—Siri se convirtió en un nombre muy famoso en el mundo.
“Sí, (risas), pero no en Escandinavia, ¡eh! Mi madre era de Noruega y a todas sus hijas les dio nombres noruegos, pero en los Estados Unidos, Siri era un nombre completamente desconocido, extraño, pero de pronto, viene esta máquina e incorpora Siri…. Algunas veces, en los aeropuertos, cuando ven mi nombre en el pasaporte, se sorprenden y dicen: ‘Siri, oh, por Dios’, pero siempre les contesto:
‘De acuerdo, yo soy mucho más vieja que Siri y yo sí tengo un cuerpo’ (risas). Tengo un iPhone, nunca lo uso y por supuesto que no le diría mi nombre, nunca he utilizado a Siri para nada, ni lo haría!”.
La autora
Nació en Minnesota en 1955. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Columbia, autora de novelas y ensayos: Leer para ti (1982); Los ojos vendados (1992; Seix Barral, 2018); El hechizo de Lily Dahl (1996); En lontananza (1998); El mundo deslumbrante (2014), Premio al mejor libro de ficción de Los Angeles Times, finalista del Dublin Literary Award y seleccionada para el Premio Booker y Madres, padres y demás (Seix Barral, 2022), entre otras.
Ha recibido el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019, el Gabarron International Award de pensamiento y humanidades en 2012 y, en 2014, fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Oslo.
PCL