“El proceso creativo de mis obras mecanizadas surge de la interacción entre el concepto, la forma y el movimiento. Para decidir qué movimientos o transformaciones integrar, primero identifico el mensaje central o la emoción que deseo expresar en cada pieza. Por ejemplo, al explorar la fluidez de la identidad, empleo un lenguaje visual de líneas continuas que, a través del movimiento, evolucionan gradualmente de formas realistas a abstractas, reflejando el cambio constante del YO”, explica la artista plástica Sofia Ferro.
La exposición Timeless Continuum plantea una intersección fascinante entre el arte clásico y la innovación tecnológica. Presentada en la calle de Chihuahua 222, en la colonia Roma de Ciudad de México, hasta el 11 de septiembre: esta muestra ofrece una experiencia inmersiva que lleva al espectador en un viaje a través del tiempo y el espacio, cuestionando las barreras entre lo antiguo y lo nuevo, lo estático y lo dinámico.
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El nombre de la exposición encapsula su esencia: la atemporalidad del arte clásico se entrelaza con la evolución constante del arte contemporáneo. Para Ferro, Timeless Continuum simboliza “el flujo continuo de expresión artística que vincula el pasado con el presente y el futuro”. En este sentido, su obra explora la permanencia de las formas tradicionales mientras las transforma mediante la inclusión de tecnología moderna.
Uno de los puntos más destacados de la exposición son las esculturas de ángeles en bronce que, según la artista, representan “momentos intemporales de la experiencia humana”. Esculturas como L’Angelo Caduto y Amor Fati reflejan las emociones universales con las que cualquiera puede identificarse. Pero Ferro no se limita a la representación estática de estas figuras; su obra también incluye pinturas al óleo mecanizadas y discos giratorios que infunden vida a las obras tradicionales.
“Al combinar técnicas tradicionales con elementos mecánicos, creo una pieza que no solo celebra la belleza del pasado, sino que también invita al espectador a contemplar cómo el arte puede evolucionar y transformarse con la tecnología”, dice Ferro.
La sinergia entre lo clásico y lo futurista es central en el trabajo de Ferro. En su proceso de creación, la artista utiliza técnicas tradicionales, como el modelado en yeso y la pintura al óleo, junto con herramientas de diseño digital y algoritmos de inteligencia artificial. Esta fusión de técnicas y tecnologías no solo amplía su capacidad creativa, sino que también redefine los límites de lo que puede lograrse en el arte contemporáneo.
Según Ferro, “la inteligencia artificial no solo actúa como una herramienta, sino como un colaborador creativo que expande los límites de lo que puedo imaginar y producir”.
“Me identifico con la dualidad entre lo humano y lo mecánico, ya que refleja la compleja relación entre tradición e innovación. Los rostros realistas encarnan lo profundamente humano, representando nuestras emociones, identidades y conexiones atemporales. Por otro lado, las formas abstractas, movidas por mecanismos, simbolizan la naturaleza cambiante de la vida moderna y el impacto de la tecnología en nuestra autopercepción y visión del mundo. Esta dualidad se presenta al espectador como un diálogo entre estabilidad y transformación, donde lo familiar de los rostros realistas se ve alterado o enriquecido por la transición hacia lo abstracto”, compartió la artista.
El resultado es una exposición que invita al espectador a reconsiderar la relación entre el pasado y el futuro, no como opuestos, sino como elementos complementarios que juntos dan forma a una nueva comprensión del arte. En este sentido, la obra de Ferro no es solo una reflexión sobre la atemporalidad del arte, sino un puente entre lo que fue y lo que está por venir.
PCL