Soltar las riendas

Música

Alguna vez, Germán Palomares Oviedo dijo que Noriega “es uno de los talentos nacionales desperdiciados”, a lo que el aludido responde con una sonrisa.

La semana pasada, el saxofonista, compositor y arreglista fue reconocido por el Festival Alfonso Ortiz Tirado. (Especial)
Ciudad de México /

Alejado de los reflectores, Armando Noriega, mejor conocido como El Kennedy, vive en Puerto Peñasco, Sonora, donde tiene un restaurante, refugio donde suele tocar con su grupo de jazz y salsa. Alguna vez una de las figuras dominantes no solo del jazz, sino de la música popular en Ciudad de México, son contadas las ocasiones en las que se le ve por acá. La semana pasada, el saxofonista, compositor y arreglista fue reconocido por el Festival Alfonso Ortiz Tirado con el concierto Mi vida en un aliento.

Alguna vez, Germán Palomares Oviedo dijo que Noriega “es uno de los talentos nacionales desperdiciados”, a lo que el aludido responde con una sonrisa. “Le mando un saludo, hace muchos años que no lo veo. Mira: el talento no se desperdicia, el talento está ahí. Tal vez ya no toque tanto, pero estoy escribiendo, a lo mejor estoy en una nueva etapa. El título de mi concierto lo explica todo. La música ha sido todo para mí: una vez estaba tan distraído que se olvidaron los zapatos y ¡salí a dirigir en tenis!”

Para Noriega, que ha tocado muchos tipos de música, “el jazz es improvisación, algo que no se da mucho en la música clásica y en la popular. Es el único género cuyo carácter se basa en la improvisación: se presenta un tema y sobre él se improvisa. Se habla de que Johann Sebastian Bach era un gran improvisador, pero entonces esta actividad no estaba considerada una forma de arte”.

Al decirle que su sonido tiene el sabor de los viejos maestros del jazz, el saxofonista ríe y comenta: “Mira, tengo 75 años, ¿cómo quieres que suene? Sí, tengo ese sonido, pero ahora todos los músicos quieren imitar los sonidos nuevos, pero nosotros así aprendimos en nuestra juventud. A lo mejor ahora todos quieren sonar como el señor que se apellida G”.

Todo sonrisas, El Kennedy afirma: “El jazz me gusta porque me puedo expresar muy bien, no tengo que estar regimentado por la música escrita. Tengo la libertad de decir: sí, puedo tocar esto que está escrito, pero también puedo soltar las riendas y dejar que salga mi inspiración, como le llaman, aunque algunos aseguran que no existe, ¡que es puro sudor y lágrimas! ¡Pero más sudor que lágrimas!”.

OTRA NOTA

HISTORIA DEL APODO
Marco Antonio Muñiz es el responsable del apodo El Kennedy. “En 1963 grabábamos en RCA Víctor un disco y estaba fresco el asesinato de Kennedy. ‘¿No que lo habían matado? —preguntó—. ¡Pero sí aquí está El Kennedy’”, cuenta Armando Noriega.

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

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