El grupo de son jarocho Choclok y el cubano Cimafunk decidieron compartir su debut en el Lunario del Auditorio Nacional, para cantar y sacar a bailar al público, en una noche de “party y gozadera”.
Los Choclok, una banda de 12 músicos que se formó en 2009 en Cosoleacaque, Veracruz, y la banda que lidera desde 2017 Erik Alejandro Rodríguez, Cimafunk, se presentarán el próximo jueves 26 de mayo, a partir de las 21 horas, en el escenario capitalino, con un concepto de concierto en el que se combinará la música tradicional veracruzana, con los ritmos afrocubanos, el bolero, el pop y el funk.
Jacobo Grajales, Sael Giovanni y Óscar Luis Morales, de Los Choclok, y Cimafunk, compartieron en entrevista qué les llevó a debutar juntos, qué ofrecerán al público en el escenario y qué esperan de él.
“Los Choclok nos formamos hace 13 años en el sur de Veracruz, en Cosoleacaque, de donde es originaria nuestra música, el son jarocho. Y, a partir de eso, empezamos a crear una fusión de diferentes ritmos. Como somos parte del istmo, nos llega bastante música folclórica de Oaxaca, de Tabasco. Al mismo tiempo, allá se vive con mucha fiesta; entonces, toda esta música que llegaba de Colombia, Cuba, nos sirvió para mezclar con el son jarocho y ritmos alternativos, con los que fuimos creando este proyecto de fusión que somos”, explica su cantante y compositor, Jacobo Grajales (Nipon).
Nacido en Pinar del Río en 1989, Cimafunk recuerda que en 2017 sacó en La Habana el primero de sus tres álbumes, Terapia, y un año después formó su banda con la que ya mezcló ritmos afrocubanos con el funk y pop, “para darle actualidad a la música cubana”, que ha llevado a escenarios de Estados Unidos y Francia, y con la que ha alternado con Alejandro Sanz, Omara Portuondo y Chucho Valdés.
Sobre qué los llevó a juntarse para debutar en el Lunario, Sael Giovanni (Chopo) explica que cuando le mostraron a su grupo el proyecto de Cimafunk, no tuvieron duda de por qué compartir un concierto.
“Como decía Jacobo, tenemos como influencias más que nada los ritmos latinos; allá en Cosoleacaque predominan la cumbia y la salsa. Y cuando nos mostraron qué hacía Cimafunk, nos encantó, porque es parte de la música que tenemos como fuerte influencia, y así se da esta oportunidad de proponer un concierto que será de mucha gozadera latina”, explica el acordeonista y requintista jarocho del grupo.
“En mi caso, fue pura casualidad. Me dijeron hay esta banda de Choclok y escuché las primeras cosas en vivo, porque es lo que siempre trato para conocer a un grupo: escucharlos en vivo. Pero, aunque no tuvimos tiempo de conocernos antes, lo que el público va a ver en el Lunario va a ser candela: fiesta, party, gozadera y mucho funk, con música de México y Cuba”; explicó Cinafunk, que el año pasado produjo su tercer álbum, El alimento, que se suma a Terapia y a Cun Cun Prá (2020) en su trayectoria.
Jacobo Grajales y Óscar Morales destacan que la música de Los Choclok tiene hondas raíces sociales y busca reflejar la realidad del sur de Veracruz, en esa lucha entre el ámbito rural y la urbanización, además de problemas como la migración, el deterioro ambiental, la violencia y el crimen organizado.
No obstante, como ocurre con toda la música, el amor y el desamor son protagonistas de sus canciones. Entre sus éxitos incluidos en sus álbumes Sonido Místico (2015) y Toctli (2018), se incluyen Cempasúchil, Agüita de arroz, Te busqué, Desierto, Tomasa, Bachas y Caminera, entre otras melodías.
Respecto a qué interpretará en su debut en México, Cinamfunk dijo que sería una sorpresa, pero coincidió con los miembros de Los Choclok en que la prioridad es sacar a bailar al público del Lunario.
“Mi música tiene de todo, ritmos afrocubanos mezclados con funk, chachachá, mambo, funky, pop. Siempre trato de escribir canciones que le provoquen a la gente un estado de ánimo positivo, que me genere una respuesta que yo necesito también; que vayan y se echen una hora de show y estén felices con esa hora. Algunas de mis canciones son de amor, otras de maldad, otras de locura, pero siempre buscan darle un poco de picardía al día a día, esa maldad sabrosa que también tiene la música de los compañeros de Los Choclok”, concluyó el cantautor cubano que sólo se había presentado en Cancún.