La artista Sarmen Almond ha desarrollado una investigación que la ha llevado a experimentar una condición de cambio continuo dentro del performance vocal en el que —dice— se hace presente el poder transformador de la voz, el cual sugiere como núcleo de búsqueda de su actual proyecto.
En un conversatorio en el Museo Universitario del Chopo, la especialista en el manejo y uso de la voz compartió que “el performance vocal se asoma al mundo de las artes escénicas como una praxis que horada en los filos de disciplinas y prácticas canónicas dentro de los estándares de belleza. Se entiende mejor por aquello que no es que por lo que sí se es. Yo creo que es una propuesta escénica vocal intermedial porque se encuentra en el medio de disciplinas; está en exploración y no se restringe en los medios que utiliza”.
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Explicó también que el performance no exige el uso de un número mínimo de recursos, sin embargo, coloca la voz en el centro de la obra desencadenando la composición, además de la posibilidad de experimentar piezas a capela y multimedia. Y detalló que, en algunos casos, el performance vocal incorpora estrategias de otras áreas artísticas como la improvisación, el movimiento corporal, el uso de la imagen sobrepuesta al cuerpo y el recurso de la luz, entre otros.
La artista presentó en el Museo Universitario del Chopo una serie de cinco perfomances vocales-audiovisuales que exploran las posibilidades de la voz. Además impartió el taller ImproVox, en el que compartió su metodología de exploración de técnicas extendidas de la voz.
Sobre el origen de la serie :SonFauces, la performer dijo que la idea surgió un día en el que despertó con el deseo de dejar de ser humana: “Pensé ‘me cansé de ser humana, desde este ser consciente, intelectual, lúcido, racional’, pero también (pensando que) el ser tiene una sed de venganza inmensurable, un odio inalcanzable y que es el único ser que puede hacer daño a otros. También porque siento que las voces humanas están restringidas, son tímidas, son cínicas, no todas, pero están enfermas por la pena, el asco y la vergüenza”.
Fue así como, a través de su práctica, se inspiró en otros vertebrados como aves, peces, anfibios y reptiles y un ser que está en el medio de lo humano y otro vertebrado, para crear cinco piezas que conforman la serie :SonFauces.
Las piezas se apoyan del uso de herramientas tecnológicas para simular voces de “esos mundos imaginarios que tengo en mi cabeza”. Además de que están compuestas en una espacialización cuadrafónica para propiciar la inmersión del escucha dentro de las piezas, explicó Sarmen Almond.
Cada una de las piezas tiene un preámbulo que se trabajó a partir de los resultados del taller ImproVox y que sirve de vínculo al trabajo de improvisación de la artista.
El primer performance, titulado Athene Noctua, está relacionadó con las aves nocturnas que se guían a través del sonido en la obscuridad; le sigue Reo, que trata de seres de agua que se adaptan a aguas saladas o dulces para sobrevivir; TriTuRus es un performance vocal inspirado en el anfibio Tritón que aborda la metamorfosis y la mutación con el entorno; en Ophidia, una serpiente hace referencia a la renovación de ciclos y el vínculo con el centro de la tierra, finalmente, Umbra abraza la lucidez y la obscuridad humana: se desarrolla en los umbrales del ser racional y lo instintivo.
PCL