Los sufijos son una parte importante en el español, ya que sirven para componer una palabra y entender su significado. Estos se añaden al final de una palabra para modificar su sentido. Por una parte, nos ayuda a deducir el significado de una palabra desconocida para nosotros; por ejemplo, la primera vez que nos encontramos con el término «animación» sabremos que se trata de una acción, y que no puede ser un adjetivo, como sí ocurre con «animada», aunque ambas pertenezcan a la misma familia.
La utilización de los mismos es crucial para la gramática del lenguaje, ya que le da sentido a lo que tratamos de expresar.
Estos son algunos de los tipos de sufijos:
Sufijos apreciativos
Expresan el modo en que alguien observa o valora el objeto o persona a la que se refiere.
Ejemplo: Tomatazo (tomate)
Sufijos aumentativos
Permiten aumentar el significado de la palabra.
Ejemplo: muchachote (muchacho)
Sufijos diminutivos
Éstos disminuyen el tamaño de algo.
Ejemplo: juguito (jugo)
Sufijos peyorativos
Fijan la postura personal y subjetiva de la persona respecto al referente, puede ser algo despectivo.
Ejemplo: casucha (casa)
Sufijos flexivos
Éstos no reflejan las valoraciones del referente que una persona tiene. No reconoce de género, tiempo o número.
Ejemplo: cartas (carta) o bien, cantamos (cantar) y también niño o niña (o,a).
Sufijos derivativos
Permiten cambiar la categoría de la raíz, componiendo nuevos usos.
Ejemplo: socialismo (social) o machismo (macho).
mg