Uriarte Talavera fue fundada en 1824 por Don Dimas Uriarte en Puebla, México. Originalmente fue conocida como la Fábrica de Loza Blanca y Azulejos, estableciéndose en un contexto histórico marcado por la Independencia de México.
Desde sus inicios, la fábrica se dedicó a la producción de piezas de talavera, un tipo de cerámica vidriada que tiene sus raíces en técnicas traídas por alfareros españoles en el siglo XVI.
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A lo largo del siglo XIX, Uriarte Talavera enfrentó diversos desafíos, incluyendo la competencia de otros talleres y cambios en el mercado. En 1897 solo había seis talleres de talavera en Puebla, lo que representaba un riesgo para la continuidad de esta tradición artesanal.
La llegada del artista catalán Enrique Luis Ventosa revitalizó el taller al introducir nuevas técnicas que mejoraron la estética y calidad de las piezas producidas.
Durante el siglo XX, especialmente en los años 90, Uriarte Talavera jugó un papel crucial en la obtención de la denominación de origen para la talavera poblana, un reconocimiento que protege y promueve esta forma de arte como patrimonio cultural.
Este esfuerzo fue fundamental para asegurar que las técnicas tradicionales se mantuvieran vivas frente a la competencia de la producción masiva.
Uriarte Talavera ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia. En 2024, conmemorando sus 200 años, se presentó el Tibor Gigante, una pieza monumental que simboliza la fusión entre tradición y contemporaneidad.
Este tibor fue creado por Genaro García y representa una reinterpretación del arte talavera a través de una mirada moderna.
La fábrica ha colaborado con más de 30 artistas contemporáneos para reinterpretar sus técnicas tradicionales. Estas colaboraciones han resultado en obras innovadoras que han elevado el estatus del taller a un nivel artístico superior.
La simbiosis entre artesanos y artistas ha permitido que piezas únicas sean creadas, manteniendo viva la tradición mientras se exploran nuevas formas y expresiones artísticas.
Legado cultural
Uriarte Talavera no solo es reconocida por su producción cerámica; también es un símbolo cultural de Puebla. Las piezas elaboradas aquí adornan muchos espacios públicos y privados, convirtiéndose en parte integral del patrimonio visual de la región.
La fábrica ha sido un testimonio del ingenio humano y su capacidad para adaptarse a lo largo del tiempo, enfrentando desafíos económicos y culturales mientras sigue siendo un referente en el mundo del arte cerámico.
Los 200 años de historia de Uriarte Talavera son un relato de innovación y compromiso con la tradición. Desde su fundación hasta el presente, esta fábrica ha jugado un papel vital en la preservación y evolución del arte talavera, asegurando su lugar no solo en Puebla sino también en el ámbito internacional. Su legado continúa inspirando a nuevas generaciones tanto dentro como fuera del mundo del arte.
PCL