Alberto Carrera Torres, un militar revolucionario

Fue un tamaulipeco y por sus ideales fue fusilado a los 29 años, un 16 de febrero de 1917 en el panteón del Cero Morelos de Ciudad Victoria.

El paredón donde fue fusilado Alberto Carrera Torres se ubica en el panteón Cero Morelos de Ciudad Victoria. (Antonio Hernández)
Antonio Hernández
Ciudad Victoria /

Con vocación de maestro, Alberto Carrera Torres fue un militar revolucionario originario de Tamaulipas, quien expidió en 1913 la primera Ley Ejecutiva de Reparto de Tierras en México, que es el primer ordenamiento legal agrario de la República.

Fue un tamaulipeco ejemplar, que por sus ideales fue fusilado a los 29 años, un 16 de febrero de 1917 a las 4:00 de la tarde en el panteón del Cero Morelos de Ciudad Victoria.

Su infancia

Realizó sus estudios primarios en la escuela Benito Juárez, de Tula, Tamaulipas. Fue maestro rural de primeras letras, estudiante de leyes y militar revolucionario.

Sus padres fueron Calendario Carrera y Juana Torres. Él es bisnieto del Presidente Martín Carrera.

Por cierto, don Rosalio Reyna Reyes fue quien elaboró la primera cuera tamaulipeca en el estado por encargo del general Alberto Carrera Torres en 1913.

Se le conocía con el apodo de “El Chueco Carrera” por un problema de su pierna; nació el 23 de abril de 1887 en el Rancho Atarjeas en el municipio de Bustamante.

“Las últimas horas del general Alberto Carrera Torres”, testimonio de Esteban Núñez Narváez destaca que Carrera Torres sufría miopía y tenía una lesión en una pierna por lo que cojeaba y que con el tiempo se la amputaron sustituyéndosela, por lo que usaba bastón.

Dio siete años de servicio ininterrumpido a la Revolución Mexicana de 1910 a 1917, con una lealtad indiscutible al pueblo y a la División del Norte.

Cada año el gobierno de Tamaulipas le rinde un homenaje donde el cronista da cuenta de su lado por la historia de Tamaulipas y México.

La historia cuenta

Fue el 21 de mayo de 1911, cuando a las 5:00 de la mañana despertó la ciudad al pueblo de Tula al entrar con un grupo de 300 hombres armados disparando a más de fuego y al grito de “¡Viva Madero!” asaltaron la cárcel pública, liberó presos, cedió el saqueo de tiendas españolas y el martes 23 constituyó su estado mayor y designó las autoridades que se encargarían del manejo de Tula.

Puso la fuerza de sus armas a las órdenes de Venustiano Carranza donde obtuvo importantes victorias pero el radicalismo de sus ideas y su decisión de no claudicar hasta ejecutarla lo hizo aparecer como un subordinado incómodo.

Por lo que se le propuso la gubernatura de San Luis Potosí pero la declinó contestando el telegrama del 12 de noviembre de 1914, que al calce decía: “Lucho por la realización de los ideales que persiguen los verdaderos patriotas, no por ocupar puestos públicos”, lo que le causó distanciamientos.

En 1910 se levantó en armas en la zona limítrofe de Tamaulipas y San Luis Potosí; a fines de ese mismo año organizó al ejército liberador de Tamaulipas y tomó la entonces Villa de Tula el 21 de mayo de 1911.

El reparto de tierras

Apoyó a los trabajadores de la lechuguilla en defensa de los hacendados quienes mandaron darle una golpiza y de pasada le dieron un balazo en la pierna, cuyas complicaciones años más tarde le causaría la amputación de la misma; pese a ello seguiría siendo un magnífico jinete.

Por ello contaba con un gran arraigo entre los campesinos de la zona a quienes defendía a capa y espada en su “oficina” antes de meterse de lleno a la Revolución, con lo que desde las montañas del suroeste de Tamaulipas, el 4 de marzo de 1913 expidió la Ley Ejecutiva de Reparto de Tierras, el primer ordenamiento legal agrario en todo el país, con lo que desconocía a Viictoriano Huerta aún antes del Plan de Guadalupe de Venustiano Carranza.

También desconoció a algún gobernador y comandante militar del estado ilegal Luis Caballero.

Participó activamente en la toma de la capital de San Luis Potosí así como de las plazas de Guanajuato, Irapuato, León y Celaya.

Al consumarse el asesinato de Madero y Pino Suárez, presidente y vicepresidente de la República en febrero de 1913, fue el primero en el país que desconoció al usurpador Huerta.

La carta

Su última carta escrita en la prisión militar de Ciudad Victoria la dirigió a su mamá, con fecha del 16 de febrero de 1917, a la señora doña Juana Torres.

“Estimada mamá:

Anoche fui condenado por un consejo de guerra extraordinario a sufrir la pena de muerte confirmada por el comandante militar de esta plaza, por no haberme llegado las pruebas de amnistía que concedióme el primer jefe conducto Grales. Davila, Chapoy. Muero y me voy de este mundo con mi conciencia pura y tranquila porque tengo la fe de qué soy inocente y desde el día en que nací y a la fecha soy el mismo y que jamás fumé, tomé alcohol ni conocí a mujer; en este mundo hasta el momento en que exhalo el último suspiro estoy puro”.


Rumbo al paredón

Carrera Torres anduvo recorriendo varias cárceles del país primero en Tlatelolco, allá por los rumbos de la Ciudad de México. Luego Guadalajara, más tarde Monterrey para terminar en Ciudad Victoria donde se formó un Consejo de Guerra que lo condenó a muerte por órdenes de Luis Caballero Vargas. La luz de su vida se apagó un 16 de febrero de 1917.



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