Hubo un Ejido en Altamira que de tonó el trabajo y generó millones de pesos en ganancias, lo que lo llevó a pretender ser considerado un municipio, sin embargo, hoy en día se ha visto rezagado. Se trata del poblado Lomas del Real en Altamira, que en el siglo XX su auge salinero fue tal que inclusive se pensó en independizarlo para convertirlo en municipio, ante la gran economía que generaban los llamados “charcos” donde se genera este producto.
“República lomeña”, fue el nombre que se le quiso dar a este lugar que anualmente llegó a producir hasta 100 mil toneladas de sal, dando empleo y dinamismo económico, que, sin embargo, nunca se vio reflejado en el poblado, ya que las calles siguen sin pavimentar, falta alumbrado al 100 por ciento y otros servicios.
Ahora ese auge ha quedado en el recuerdo, ya que la producción ha caído por la falta de lluvia y otros cambios en la naturaleza, aunado a que la pandemia del coronavirus también vino a afectar, pues son pocos los compradores por la crisis económica.
De acuerdo con el libro Manantial de Laguna II del autor altamirense Enrique Zúñiga Castillo, las salineras fueron uno de los ramos más significativos de la economía en la zona.
“Tan grande fue el auge que hubo pretensión, quizás efímera, pero la hubo, de independizar el risueño poblado Lomas Del Real y convertirlo en el municipio República Lomeña, quizá como sueño, pero se vale soñar” dijo el escritor de Altamira. Con respecto al empleo, el exlíder salinero y también exregidor Andrés Pedraza, explicó que el número de personal de base era de alrededor de 150 personas, mientras el indirecto hasta de 500 personas.
Mientras tanto el actual secretario general del sindicato salinero, Luis Enrique Llañez Obregón, reconoció que apenas en esta administración local se les ha volteado a ver con obras, sin embargo, el rezago es un problema que se viene arrastrando desde décadas y nunca se resuelve.
“Pareciera que estamos olvidados, pero tenemos que seguirle. En Lomas del Real se vive de forma precaria, pese a todo el empleo que generamos, familias de la región llegaron aquí a trabajar y también se quedaron a vivir”.
Con todo esto, reiteran que uno de los potenciales más importantes de Altamira que son las salineras, no llevó desarrollo a la ciudad.
Llañez Obregón, destacó que no solo son habitantes de Lomas del Real, sino de diversos ejidos que han dedicado toda su vida a las salineras ubicadas en el municipio de Altamira.
Han pasado de generación en generación para que empresas puedan utilizarlas y llevarlas hasta el comedor de los hogares en la zona sur de Tamaulipas o en su debido caso darles otro tipo de uso.
Es la salinera más grande de la zona y de ella dependen al menos 80 familias de manera directa, mismas que residen en comunidades aledañas y le dedican hasta seis meses a sus tierras antes de obtener la sal. En la actualidad enfrentan dificultades que han propiciado una baja en la producción, lo que se suma a las bajas ventas de este producto esencial que no puede faltar en ningún hogar, comedor, restaurante, purificadoras, empresas o la misma industria.
JKSC