La arquitectura es el testigo insobornable de la historia, dice la máxima de Octavio Paz, con la cual el arquitecto Rafael Ángel Godard Santander, catedrático de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo abre la charla.
También lo hace en su libro recién reeditado, “Tampico, patrimonio edificado; dos soluciones de éxito”, que presenta dos ejemplos de edificaciones históricas de Tampico, aprovechadas desde su arquitectura, pero cómodas para su uso en el siglo XXI.
“La arquitectura es lo que muestra cómo fue una ciudad, cómo vivió, qué tan rica o pobre era, qué tan densa, todas las características de la ciudad las vemos reflejadas en sus edificios”.
En ese tenor el puerto jaibo es el reflejo del porfiriato y su boom petrolero de principios del siglo pasado, desde el diseño francés en el centro de la ciudad, del que resalta la Aduana Marítima traído en partes en barco y copiado de un edificio europeo, hasta colonias con edificios que siguen vigentes, pero sobre todo, que educaban sobre cómo construir.
“El boom petrolero nos trae inmigrantes, principalmente americanos y holandeses que crean una arquitectura adecuada para nuestro clima, para nuestros moquitos, para nuestro sol, para nuestras lluvias, los vemos en la arquitectura vernácula de las casas, sobre todo en la colonia Águila, techos inclinados, porches, falsos plafones creando una cámara de aire y el sol que calentaba esos techos, mosquiteros, fueron casas de 1910, 1920, y no las tomamos como referente, siendo como deberían diseñar las nuevas construcciones”.
Ahora la historia se enmarca en viviendas de interés social, chicas, techos bajos, losas muy delgadas, economías falsas, casas inhabitables, asegura.
Dar la espalda al río
En el Centro Histórico, relata, el rescate ha sido lento por problemas de abandono de propiedades, existen edificios con problemas legales, herencias de varios copropietarios que no se ponen de acuerdo, o hay herederos que no se localizan, además que cuando se logra, la conservación de los edificios históricos también es una limitante por su costo, señala quien fuera parte del consejo del Fideicomiso para el Centro Histórico de Tampico.
Otro error ha sido que Tampico en su crecimiento le dio la espalda al río Pánuco, benefició la instalación de muelles de armadoras y se hizo un puerto industrial y limitó su crecimiento turístico: Construir un malecón daría vida, asegura.
Apostar por lofts
Entre las propuestas de rescate, junto a estudiantes y otros académicos de la FADU han previsto la rehabilitación de edificios históricos para convertirlos en lofts, viviendas pequeñas para turistas con todas las comodidades, para que el Centro Histórico tenga vida nocturna de calidad.
“Ahorita solo bares y cantinas, el Centro Histórico vive de día, en las noches las viviendas se encierran, no salen, porque se abren los tugurios, las cantinas, necesitamos vida sana habitacional, vida familiar. Tampico puede volver a resurgir, la conciencia a los nuevos arquitectos es que valoren la ciudad, la historia de la misma y que lo aporten en las nuevas arquitecturas”.
ELGH