A 90 años del nacimiento y casi una década de su deceso, Gloria Contreras (1934-2015) seguirá siendo el principal activo del Taller Coreográfico de la UNAM (Tcunam), que fundó hace medio siglo, este domingo 10 de marzo arrancó nueva etapa con Irina Marcano como directora artística.
“La formación del Tcunam fue de Gloria Contreras y, al contrario de pensar en un lastre, es la historia, el eje esencial para generar nuevos cambios y formas de abordar la danza. Su legado creativo y coreográfico es invaluable, pero también fue invaluable su gestión; en ambas cosas nos vamos a inspirar para generar un nuevo desarrollo, versátil”, comenta en entrevista Irina Marcano, quien asumió la dirección artística de la compañía universitaria el pasado 6 de febrero en relevo de Diego Vázquez.
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“Definitivamente, el tener un desarrollo más versátil en una compañía de danza es sumamente importante, y el que sea versátil va de lo clásico, de lo emblemático, de lo histórico, con lo que han traído las anteriores direcciones artísticas, lo que podamos dejar nosotras y quienes sigan. Sí pueden ir de la mano; no es una discusión sino un discurso a favor de valorar esta historia y de lo que se pueda presentar a futuro”, comenta la hasta ahora coreógrafa de la Compañía Nacional de Danza (CND).
Su proyecto artístico está dividido en cuatro temporadas. La 111, De las raíces a los nuevos frutos (El legado de Gloria Contreras) estará conformada por nueve programas diferentes que incluyen algunos clásicos de la maestra Gloria Contreras como Réquiem de Mozart, Mambo y Fruta extraña, que serán parte, junto con otras exitosas obras, de tres galas dedicadas a la coreógrafa emérita.
La temporada se inició este 10 de marzo en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, 12:30 horas, con la gala de “Noche de encantamiento, ritual caribeño con música de Silvestre Revueltas”, y Alas para Malala, en coautoría con Arturo Vázquez a la partitura de Arturo Márquez.
Concluye el 30 de junio y también tendrá funciones los viernes en su otra sede: el Teatro Estefanía Chávez Barragán (antes Carlos Lazo) de la Facultad de Arquitectura, en Ciudad Universitaria.
Contreras fundó el Tcunam en 1970 y en 2022, como parte de los festejos extendidos por su 50 aniversario, publicó un libro conmemorativo editado por Diego Vázquez y Ana María Molina.
También en entrevista, Evoé Sotelo, directora de Danza UNAM, destacó que el proyecto que presentó Marcano, con la bailarina y coreógrafa Isabel García como su asistente, era el más compatible con lo que el Tcunam requiere, además de que plantea muy claro cómo va a generar el vínculo entre el rescate de la obra de Contreras, casi en su mayoría neoclásica, a la vez de promover y crear nueva obra contemporánea, tanto dentro del ballet clásico como de coreógrafos actuales mexicanos y extranjeros.
“(El proyecto de Irina) sigue en la ruta que estamos planteando de que el Tcunam sea reconocido como una compañía mexicana, actual, pero que, a diferencia de otras, cuenta con un repertorio histórico como es el que creó Gloria Contreras”, añadió la funcionaria universitaria sobre la flamante gestión.
Tanto Marcano como Sotelo destacaron que el Tcunam tendrá continuidad, pero también versatilidad.
“Hay algo que se me hace muy valioso rescatar de las piezas de Gloria Contreras: que tiene discursos vigentes; cuando uno vuelve a ver sus obras, con público que tiene otro entorno en la actualidad, son piezas que se pueden trasladar a la actualidad, ese legado genera arte vivo. Y es lo que quiero seguir con el nuevo repertorio, si vamos a abrir las puertas sobre todo a creadores mexicanos, pero esa novedad, ese contenido y arte nuevos, tienen que estar sustentado por esta historia”, expone Marcano.
Sotelo añadió que Gloria Contreras tiene cientos de obras, muchas de las cuales, serán revisadas en conjunto con los hijos de la bailarina y coreógrafa, Lorena y Gregorio, quienes ostentan los derechos.
Y sobre el peso que tendrán estas obras en los dos años de gestión de Marcano y en el futuro, la directora de Danza UNAM subrayó la importancia que tiene su presentación en la Sala Covarrubias.
“Hay que tener en cuenta que el Tcunam tiene un público cautivo, también histórico, y ese público sí desea y pide seguir viendo la obra de Contreras; no es un público menor, es un gran y numeroso público. La naturaleza de compañía es muy excepcional, es fuera de lo común, porque Gloria sí generó un público y una obra que bailaba semanas a semanas y que el público reconoce y desea seguir viendo. En ese sentido no podemos cortar de tajo con esa parte, porque es un brazo histórico, que sustenta al Tcunam, en tanto que el teatro tiene gran porcentaje de ese público”, añadió la responsable de Danza.
“No hay ninguna razón que nos acredite o nos dé fundamentos reales o serios para cortar de tajo esta noción histórica del taller; lo que tenemos que hacer es dialogar con eso de la mejor manera, y no está mal. Es muy interesante lo que sucede, el Tcunam sí es una especie de compañía híbrida, que tiene todo este trabajo alrededor de lo coreográfico en un sentido histórico, y que está bastante bien. Al final de cuentas, siempre que nosotros recurrimos al pasado para revisar el presente generamos un debate crítico, eso es muy sano, estar generando nuevas obras en un mismo programa, ver obra de Contreras y nuevas, genera debate crítico y nos da una noción muy clara de movilización del pensamiento”, dice.
Sotelo destacó la profundidad y rebeldía en el contenido de la obra de Gloria Contreras, quien falleció el 25 de noviembre de 2015 tras 45 años al frente del Tcunam.
“El lenguaje de Gloria Contreras habla de un tiempo histórico distinto al nuestro y, sin embargo, hay puntos de conexión en el fondo de la obra, el contenido más profundo, que es hacer visible esta rebeldía que tenía Gloria, que cuando hablaba era contundente y se rebelaba ante temas políticos y sociales. Ahora ver una pieza de ella en otro momento histórico nos posiciona desde otro lugar del pensamiento coreográfico, del discurso del movimiento, que en el fondo hace referencia a las mismas reflexiones y necesidades, que esas no caducan, y genera riqueza”, agregó Evoé Sotelo, coreógrafa y gestora cultural.
Sobre cómo recibe el Tcunam de Diego Vázquez, quien señaló en entrevista con este reportero que en la actualidad esta compañía universitaria está a la altura de las mejores del mundo, la nueva directora artística Irina Marcano destacó que la recibe “bien formada, muy bien entrenada, versátil y vigente”.
“En la danza actual hay una tendencia de que el bailarín sea muy versátil y pueda abordar distintos lenguajes y eso está ligado al entrenamiento diario. Después de los coreógrafos que trajo Diego Vázquez, queremos implementar entrenamiento diario siempre teniendo el ballet clásico como base y como eje de acción, pero empezando a abordar nuevos lenguajes, nuevas formas de moverse, estructuras, herramientas contemporáneas, no sólo corporalmente, sino emocionalmente, y esa vinculación es lo que da este sello de versatilidad, que ya tiene el taller.
“Quiero seguir manteniendo y enalteciendo esto para que sea siempre mayor; no podemos tener un límite. Por supuesto, la compañía tiene un altísimo nivel, pero siempre se puede más. Creo en eso firmemente. Y alcanzar más tiene que ver con la búsqueda, el desarrollo y seguir abriendo puertas. Ese va a ser el parámetro”, agregó Irina, exmiembro de los ballets nacionales de Venezuela y Ecuador.
Expuso que no sólo dará continuidad a la obra de Gloria Contreras sino también a la gestión de Diego Vázquez, quien incorporó repertorio de coreógrafos europeos al Tcunam. Pero destacó el sello local.
“Voy a dar voces a los nuevos coreógrafos mexicanos, que también pueden dar esa identidad muy propia de lo que somos nosotros como mexicanos, cuáles son nuestros discursos actuales y enaltecer fortalecer eso antes de pasar a abrirnos a toda esta versatilidad y encuentro constante que debe haber en una compañía con el ámbito internacional. Generar comunidad artística siempre genera crecimiento. Estamos abiertos a conocer cómo se está trabajando en otros lugares del mundo, pero también a cómo trabajamos nosotros, me parece importante tener ese sello propio porque no sólo vamos a aprender, sino también a enseñar, tenemos mucho que dar y plantear en ese intercambio constante.
“El segundo punto de este proyecto es generar obras de distintos formatos; es decir, que no solo vengamos a ver al Tcunam en versión de galas, sino también formatos de obras completas, de grandes versiones de obras emblemáticas de la historia de la danza. Eso da amplitud a distintos públicos. Tenemos que entender que nuestros públicos tienen distintas necesidades y que si queremos hacer una verdadera ampliación de públicos y retener los que ya tenemos consolidados y abrirnos al joven abrir, tenemos que tener una gran cartera de formatos y obras, un gran repertorio es lo que queremos enriquecer y tener como base”, añadió la nueva directora artística del Taller Coreográfico de la UNAM.
—Tendrá dos años de gestión. ¿Es suficiente dos años para todo esto que plantea?
Es poco dos años, sí. Pero el planteamiento del proyecto es a corto, mediano y largo plazo. Creo firmemente en la importancia de la movilidad. Sí es poco para ciertas cosas, pero mucho para otras. Así que vamos a aprovechar estos dos años al máximo para el mejor desarrollo que podamos hacer.
PCL