Otra casa es una obra de teatro de sombras, pero con un formato contemporáneo, lo que significa que no solo hay una pantalla, títeres y luces, sino que juega con un cuarto elemento “que es la presencia física de las animadoras en el escenario: la animación a la vista, así que nos estamos moviendo por el espacio”, dice en entrevista Mónica Hoth, titiritera y dramaturga de la puesta en escena.
Serán seis únicas funciones las que sean representadas los sábados y domingos del 13 al 28 de julio, a las 13:00 horas, en el Teatro Sergio Magaña. Pero ¿qué narra la historia? Aborda los temas de diversidad e interculturalidad a través de una familia que se encuentra con seres “distintos”, lo que los obliga a compartir un territorio. Serán los hijos los que demuestren que en realidad no son tan “diferentes”.
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“Cuando trabajas para infancias hay varias capas de lectura, entonces vas dirigiendo varios aspectos a las diferentes capas de público; de hecho, empezamos a abordar el tema de la interculturalidad y decíamos: ‘bueno, pero en realidad los niños no tienen ese problema’. Entonces, en esta obra van a ser los niños los que nos darán la solución. Los niños juegan lo mismo con una araña que con una persona “diferente” y no tienen ningún problema”.
En el escenario también participa la directora Sonia García, quien viajó a Pátzcuaro, Michoacán, y quien descubrió el trabajo con popote de trigo del artesano César Silva, lo que las condujo a explorar y manipular títeres planos.
“Será la primera vez que se utiliza esta tradición mexicana en el teatro de sombras. Son 14 títeres bellamente elaborados por César Silva, heredero de una tradición del tejido finísimo de estas figuras, y son de verdad una obra de arte porque hay una finura en lo que hace a partir de este material; son títeres con figuras planas que se manejan frente a la luz y manipulados con la mano directamente, no de varillas, que es el que se usa en el teatro sombras tradicional”.
Tradición y transgresión
Para Mónica Hoth, el teatro de sombras tiene un lenguaje especial que cautiva a niños y adultos “porque trabajas con figuras planas, distancias, luces, y está más cerca al mundo onírico. Es muy diferente cuando se habla desde títeres de guiñol que al de sombras porque roza otros universos: es fascinante para todos porque es muy accesible, porque todos hemos jugado con nuestras sombras, pero es mágico al mismo tiempo”.
Bajo la dirección de Sonia García, trabajo considerado por la dramaturga como de “mucha búsqueda”, hubo también muchos retos porque buscaron proyectar diferentes posibilidades expresivas: no se respeta la tradición de que, originalmente el teatro de títeres, por ejemplo en Indonesia, las mujeres se sentaban de un lado y los hombres, músicos y manipuladores podían estar del otro: era algo muy ritual el teatro de sombras, con códigos cerrados. Aquí Sonia transgrede todas las tradiciones y busca las posibilidades expresivas del objeto para favorecer la obra, la trama”.
Es así que Mónica Hoth y Sonia García, con su compañía Cosmonautas Teatro de Sombras, darán vida a Otra casa.
Finalmente, concluye la dramaturga: “Verán algo diferente y visualmente muy hermoso, temáticamente interesante porque es una obra cargada de emocionalidad, que tiene sus momentos. La música es muy bella, la compuso Julio García, que es un compositor que vive en Oaxaca, así que es una sumatoria de muchos talentos y muchas ganas de ahondar en rubros no fáciles porque no solo es un tema antropocéntrico sino el mundo que nos rodea: ¿qué hago con toda la vida que me rodea? ¿cómo convivo con ello?”
PCL