Turquesa que representaba a dioses será parte de exposición

Antropología

Una de las piezas simboliza el viaje cíclico de las estrellas que se encarnaron en los siete dioses guerreros del inframundo.

El trabajo tardo nueve meses con jornadas de más de 10 horas. (Twitter Museo Templo Mayor)
Editorial Milenio
Ciudad de México /

La exposición Piedras de fuego y agua que se muestra en el Templo Mayor tiene una pieza que llama la atención; es un disco que simboliza el viaje cíclico de las estrellas que se encarnaron en los siete dioses guerreros a través del inframundo.

La obra prehispánica pasó por una minuciosa intervención y se tiene una visión aproximada a la tenía hace más de 500 años, cuando fue ofrecida como ofrenda en el Recinto Sagrado de los mexicas.

Alejandra Candela realizó la restauración de la pieza de 28 centímetros de diámetro y colocó 15 mil diminutas teselas de turquesa. El trabajo tardo nueve meses con jornadas de más de 10 horas, con ayuda de un microscopio se realizaron los procesos ya que el tamaño de las teslas era como la cabeza de un alfiler.

El disco de turquesa decorado con siete guerreros fue restaurado gracias al apoyo del Instituto de Investigación Getty.

La obra restaurada fue mostrada por primera vez en la exposición Golden Kingdoms que se presentó en los museos J. Paul Getty y Metropolitano de Arte de Nueva York. 

Hace 15 años el disco fue intervenida por primera vez la pieza a cargo de la restauradora María Eugenia Marín Benito, quien analizó las posición que tenía la pieza cuando fue hallada e identificó las representaciones pictóricas y escultóricas de la pieza, comentó Alejandra Candela y Mariana Díaz de León, jefa del Departamento de Restauración del MTM.

El montaje fue realizado sobre acrílico y usaron adhesivo para poder unirlo. El disco fue de un tono más azul de que vemos ahora ya que perdieron hidratación.

El arqueólogo Emiliano Melgar, investigador del MTM y uno de los curadores de la muestra temporal, señala que “en la cosmovisión nahua, la turquesa se asociaba con el fuego, el tiempo, el poder real y la sucesión política”. También lo empleaba como insignia de algunas deidades, entre ellas Huitzilopochtli, Tlahuizcalpantecuhtli, Mixcóatl y el dios del maíz, cuatro de los siete dioses que se observan en el disco.

Este mosaico circular con teslas de turquesa química o verdadera tiene yacimientos en el noroeste de México y suroeste de Estados Unidos. Según un estudio armado la construcción de la pieza fue local, posiblemente una obra de los maestros artesanos del totocalli.

Alejandra Candela, sún maravillada, comenta que cada una de las diminutas incrustaciones está pulida en su cara visible y sus bordes biselados.

El proceso inició con el dibujo en Photoshop de las más de 15 mil teselas, a partir de una ortofotografía de alta resolución, la cual se imprimió en acetatos, dividiendo el mosaico en ocho áreas: el centro y las secciones donde aparecen los dioses guerreros, afirma la egresada de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

Desmontaron cada tesla para retirar el adhesivo antiguo que contenía agua y alcohol, aplicaron una solución especial que permitió restablecer la estructura mineral. Después se juntaron con un adhesivo suave a modo espejo sobre los acetatos.

Mariana Díaz de León colaboró en la restauración e indica que de forma paralela trabajó en la creación del soporte, el cual fue elaborado en madera. El soporte se compone de dos círculos de nogal prensados entre sí por medio de sus vetas, lo que ayuda a evitar movimientos diferenciales que desestabilicen el mosaico.

Al soporte de madera se le colocó una capa intermedia de textil fino y sobre el mismo se distribuyó una mezcla de resina de copal con cera de abeja, sirvió de conglomerante en la época prehispánica.

Piedras de fuego y agua. Turquesas y jades entre los nahuas permanecerá hasta el domingo 24 de marzo en el Museo del Templo Mayor.

RV

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