Los terremotos de 1475; así se vivían los temblores en Tenochtitlan

Gracias a los códices y a los cronistas se sabe que los mexicas tenían ya amplio conocimiento de los sismos de la zona. Te contamos cómo los vivían.

Representación de la vida diaria en Tenochtitlan (Fototeca Nacional INAH).
Ciudad de México /

En la Ciudad de México, los temblores no son cosa de juego. Luego de los grandes terremotos de 1985 y  en 2017, escuchar sonar la alerta sísmica puede ocasionarnos hasta ataques de pánico, y el que se vivió este 23 de junio, nos recordó la fragilidad del lugar en que vivimos.

Sin embargo, este temor sea quizá algo que llevamos en nuestros genes desde mucho tiempo atrás, pues los terremotos eran también una preocupación constante en la época prehispánica en la ciudad de Tenochtitlan, en cuyos restos se asientan hoy nuestros hogares, pues en su historia se tiene registro de por lo menos una serie de devastadores temblores que terminó con vidas, demolió casas y derrumbó montañas. 

Ocurrió en el año 1475, 46 años antes de la derrota de los mexicas a manos de los conquistadores españoles y, aunque al haber sucedido tan lejos en la historia, casi no se tienen registros sobre lo ocurrido, se sabe gracias a las escrituras indígenas que estos sismos fueron devastadores para Tenochtitlan, gobernado en aquél entonces por el emperador Axayácatl. 

A pesar de que los registros sobre los temblores son pocos, quedó constancia de ellos en los anales de Chimalpahin, quien relató como una serie de estos eventos devastaron gran parte del valle de México. Por otro lado, en el códice Aubin, traducido y narrado luego por Juan de Torquemada, se relatan más a detalle los desastres de por lo menos un terremoto. 

En el códice, se dice que la Tierra se sacudió tan fuerte, que no sólo se derrumbaron las casas y quedaron apalastadas, sino que los montes y sierras aún vírgenes se desmoronaron, e incluso se suscitó un tsunami en el Lago de Texcoco en donde varias chinampas terminaron sumergidas. 

Los rituales durante los terremotos 

Pero antes de esto, los temblores ya formaban parte del saber colectivo de los habitantes de la gran Tenochtitlan y tenían ciertos rituales preparados para cuando sucedían, según relató Fray Bernardino de Sahagún en su libro Historia general de las cosas de la Nueva España en un apartado dedicado a los terremotos.

"Cuando temblaba la tierra, tomaban a sus niños con ambas manos por  las sienes, y los levantaban en alto. Decían que si no hacían aquello no crecerían y que los llevaría el temblor consigo", reza el libro y continúa: 
"También cuando temblaba la tierra, rociaban con agua todas sus alhajas, tomando el agua con la boca y soplándola sobre ellas, y también por los postes y umbrales de las puertas y de la casa. Decían que si no hacían esto el temblor llevaría aquellas cosas consigo, y los que no lo hacían eran reprendidos por los otros", explicó Fray Bernardino. 

Además, cual alarma sísmica, al sentir que comenzaba el movimiento, los hombres y mujeres comenzaban a saltar y a gritar golpeándose la boca, para que los demás estuvieran al tanto de que temblaba. 

cjr 

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