¿Por qué insistir en visibilizar la pérdida del Boeing B727? se preguntan los integrante de Teatro para el Fin del Mundo, un colectivo de artes escénicas de la ciudad de Tampico.
Durante sus dos décadas de existencia, el grupo ha intervenido muchos edificios abandonados para convertirlos en escenarios puros con la esencia de la ciudad: el abandono bajo diversas circunstancias.
Edificios de inexistentes sindicatos, hospitales en desuso, bodegas de zonas casi fantasmas, casas que no pudieron contra la modernidad... un avión que fracasó como atractivo turístico.
"Pensamos que el avión de algún modo, nos representa. Lo hemos tomado como una metáfora de esta ciudad, pero también de los que sentimos ser parte de la ciudad. Su olvido, su incendio, su desmantelamiento y finalmente su desaparición nos interesa en tanto nos sentimos parte de ese avión. No tratamos de impugnar por la suerte que ha corrido, si no de generar una campaña de visibilización que ayude a dimensionar como sociedad, lo que representa la pérdida irreparable de un espacio de esta naturaleza".
¿Qué pasó?
El 20 de julio de 2020, se reportó el incendio de los restos del avión ubicado en la parte noreste de la laguna del Carpintero, en el corazón de Tampico.
Metrópolix, fue un proyecto iniciado en 2005 para crear un parque temático infantil, que narrara como Tampico es la cuna de la aviación nacional y en el que el Boeing B727 era el protagonista.
Fracasó como tal y se convirtió, como muchos sitios, en un refugio de grupos vulnerables, de vandalismo, pero también de expresión artística.
Teatro para el Fin del Mundo hizo algunas intervenciones incluso internacionales con el Festival para el fin del Mundo, que año con año reúne a decenas de artistas urbanos del México y del extranjero.
Luego se convertiría en un escenario aleatorio de los presentaciones escénicas del TFM, otra casa más con el viejo hospital Canseco, la bodega de la Isleta, el antiguo periódico del Heraldo o La Guarda.
"Al paso del tiempo, hemos entendido otra forma de relacionarnos con ese dolor y con ese sentido de perdida, alejándonos (En la medida de lo posible) de las implicaciones que pueden tener los espacios en nosotros como cuerpos vivos", marca un posicionamiento del grupo.
La valoración
Como colectivo el grupo ha trabajado por mas de ocho años en el tratamiento y valoración de espacios condicionados por el abandono.
"Sabemos que no existe y difícilmente existirá un proceso que desde la perspectiva de los gobiernos venga a ofrecer un programa específico de valoración y restauración. Sabemos que la defensa de estos sitios, tiene que venir de la ciudadanía por medio de acciones concretas que ayuden a detener el sistema depredatorio de demolición y anulación del espacio como parte de la memoria colectiva, que se vive en esta ciudad... El avión, era un caso particular, no se encontraba abandonado. Era un sitio de encuentro único, exento la regulación autoritaria y siempre restrictiva del espacio público... El discurso oficial, dirá que representaba un riesgo que de algún modo ha sido disipado, pero lo cierto, es que su desaparición es de una implicación política y coyuntural en el desarrollo del ecocidio que se avecina en la zona".
La intervención
A unas horas del desmantelamiento del viejo avión, integrantes de TFM llegaron al sitio y realizaron una lectura para preguntarse el porqué, y el qué sigue. Una despedida el escenario que seguramente pregona un cambio en la ciudad.