Hubo quienes lo imaginaron como un filósofo y poeta; otros lo vieron como periodista, conductor y comentarista, sobre todo en Radio UNAM. En todos los casos, el nombre de Tomás Mojarro se convirtió en sinónimo de una voz lúcida, lúdica, crítica e irónica del tiempo que le tocó vivir, y si bien los libros fueron una de sus pasiones principales, la política se convirtió en eje de su mirada, al grado de que impartió múltiples talleres de educación política.
Mejor conocido como El valedor, Tomás Mojarro nació en Jalpa, Zacatecas, de donde salió para ganarse un sobrenombre con el que sobrevivió en el mundo de los medios de comunicación, de la promoción de la lectura y, en especial de la escritura, como se refleja en títulos como Autobiografía de Tomás Mojarro, Cañón de Juchipila, Yo el valedor (y el Jerásimo), Bramadero, Malafortuna y Trasterra.
Narrador y ensayista, El Valedor estudió Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar de Querétaro, Filosofía y Letras en Bellas Artes de Guadalajara; en la parte profesional fue profesor en el Centro Universitario de Teatro; coordinador de talleres de lectura y de creación. Colaborador de El Sol de México, Et Caetera, Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México, Summa y Unomásuno.
La noticia de su fallecimiento, a los 89 años de edad, generó la reacción de diferentes instituciones culturales y de medios de comunicación, como de Cultura UNAM, que en Twitter publicó: “¡Ay, mi México! ¡Ay, paisanaje! ¡Ay, Jerásimo! ¡Se nos fue Tomás Mojarro! Los domingos en Radio UNAM fueron suyos: hizo de la radio una epopeya. Filósofo, escritor, periodista y poeta, El Valedor nos dio valor. Lamentamos su partida”.
En los últimos años, Tomás Mojarro impartió talleres de lectura y de teoría política, incluso a través de canal en YouTube: un personaje que hizo del lenguaje también una manera de contar la realidad desde otra trinchera, pues siempre encontraba la fórmula para poder hacer uno que otro recordatorio familiar sin que se notara, pero también compartió el gusto por la lectura en los diferentes espacios en los que El valedor tuvo presencia.
JLMR