Un viaje hacia la época del Barroco del siglo XVII es lo que ofreció el Cuarto Concierto de la Temporada Otoño-Invierno 2020 de la Camerata de Coahuila, bajo melodías de cuerda escritas por Sebastian Bach y Antonio Vivaldi, con la pinacoteca de la Casa del Cerro de Torreón como escenario.
El llamado “Concierto Barroco” llegó a los hogares de los amantes de la música clásica, mediante una transmisión en vivo en la página oficial de la Camerata en Facebook, el cual inició en punto de las 20:30 horas.
La música de cámara arrancó con el Concierto de Brandenburgo No. 6 en Si Bemol Mayor BWV 105, del romano germánico Johann Sebastian Bach, donde el gran ausente es el violín. Salieron a relucir los sonidos graves de las violas, violonchelos y contrabajo, que fueron acompañados por el suave sonar del clavecín, a cargo de Mariana Chabukiani.
Esta pieza con duración de poco más de 15 minutos, consta de tres movimientos marcados como Allegro-Adagio-Allegro, con un vaivén de sonidos rápidos y un receso intermedio lleno de serenidad.
En la segunda parte de la presentación, el violín tomó la batuta de la orquesta, con elementos musicales que lo acompañaron al son de la viola, violonchelo, contrabajo y clavecín, al interpretar de manera perfecta el Concierto en si menor RV 580 para 4 violines de Antonio Vivaldi, quien además de compositor fue un violinista reconocido.
Al frente del grupo reducido de la Camerata, se colocaron los cuatro violines, donde Ismael Estevané arrancó la pieza con un ritmo alegre y le siguieron Maria Alekseeva, Rodrigo Martínez y Yoletti Riquetti, mediante intervenciones intercaladas al hacer juego con las demás cuerdas y el clavecín.
Este concierto de Vivaldi forma parte de doce conciertos que escribió a principios de los años 1700 y que llamó “L’estro armonico” (Inspiración armónica).
En esta ocasión, la viola I corrió a cargo de Vitali Rudoman y la viola II a Vladimir Leshin, por su parte, en los violonchelos estuvieron Carlos Castillo y Fernando Morales, mientras que al contrabajo, Daniel Olivares sacó las notas más graves del concierto.
EGO