Desde Querétaro, doña Rosa elabora y vende muñecas otomíes en Torreón: "sale para la comida"

Desde hace 37 años, doña Rosa Cipriano Vicente lleva un pedacito de su pueblo hasta La Laguna. En MILENIO te decimos dónde adquirirlas.

Doña Rosa Cipriano Vicente en Torreón. | Roberto Amaya
Lilia Ovalle
Torreón, Coahuila /

Las coloridas y distinguidas muñequitas lele pueden hacer en esta navidad muy feliz a una niña, o incluso a un niño puesto que hoy las artesanas no sólo confeccionan a las valentinas, fridas o lupitas sino a los juanes, panchitos y otros muñecos que pueden ser un grato recuerdo al tiempo en que se apoya a un artesano.

Originaria de Querétaro, doña Rosa Cipriano Vicente se mantiene durante temporadas en la ciudad de Torreón, Coahuila, y para poder llevar el sustento a sus casa se pone a confeccionar muñequitas y muñequitos de trapo a los cuales, dijo, se les puede bautizar como mejor le parezca a la persona que los compre. Ella gustosa los hace en una pequeña máquina de coser en casa y luego, en la puerta principal del Mercado Juárez, les da los últimos detalles.

“Aquí ya tengo más de 37 años vendiendo, yo voy y vengo y por ejemplo yo me voy a estar aquí todo el mes de diciembre y la mitad de enero y luego me voy, pero como al tercer día de cuaresma, yo voy a estar otra vez aquí. Luego me voy y en julio otra vez. Y luego en octubre y diciembre, son viajes rápidos pero voy y vengo”.

Doña Rosa ubicó una vivienda por la calle Múzquiz y ahí vive con su esposo, don Ernesto, quien tiene sesenta años. Ella dijo, como a su marido ya no le dan trabajo, el se autoemplea haciendo tejidos en sillas para jardines.

“De la muñequita a veces hay venta, a veces no, pero ya estamos aquí, ni modo, ¿a dónde voy? Yo estoy aquí, afuera del mercado Juárez, es mi trabajo. Mi marido se llama Ernesto Drote Crescencio, él es tejedor de sillas con plástico, bejuco o de mimbre porque a mi marido como ya no lo ocupa nadie en un trabajo porque tiene sesenta años y no ve bien. Pero si no hay trabajo de las sillas se va a las colonias de gente rica a lavar carros o barrer las calles”.

Rosita dijo que con la muñequita sí sale para la comida y como ella es diabética también debe salir para comprar el medicamento. Ella le enseñó a su hija a confeccionar la muñequita pues toda su familia se viene a Torreón. Así, mientras ella cuida su puesto, le echa un ojo a su nieto.

“El barro viene del Estado de México, de Santa María Canchesdá, allí se hacían muñequitas de barro, pero la muñeca es de Querétaro, pero yo no vivo en el mero Querétaro sino como una hora y media lejos. Yo vivo en Santiago Mexquititlán, de allá es de donde yo vengo, y yo aprendí a hacerles desde los 13 años, tengo más de 40 años haciéndola, no tengo más trabajo, nomás este, es lo que es”.

Una confección completamente artesanal

Con esto suma un largo quehacer pues debe cortar la tela, volverla a unir, hacer el relleno, realizar ojitos, narices y bocas y trenzar listones y estambres hasta que la muñequita pueda ser exhibida en su mesa.

“Yo estoy aquí en el Mercado Juárez, frente a donde está la tortillería La Hormiga, para que la gente que, si le van a gustar las muñecas, que venga a comprar, me voy a estar todo el mes de diciembre y la mitad de enero, y a la mitad de enero me voy a regresar a mi pueblo, allá en Querétaro. Pero antes de semana santa voy y vengo a Torreón porque ya tengo más de 37 años estando aquí, porque aquí me dan chancecito en el mercado, porque ya a ningún lado voy, nomás aquí. Si la gente quiere comprarme mi número es el 871 149 4242”.

Doña Rosa sabe tejer sillas también y dijo que si la gente está interesada en apoyarlos puede hacer el tejido de plástico, bejuco o ratán.

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