Los textiles confeccionados a mano testimonian la vida del artista. Se trata de la recuperación de fragmentos de telas que en un tiempo fueron prendas y que tras el paso del tiempo, en otro caso, serían destinadas al olvido.
Gustavo Montes, el arquitecto y artista, confecciona historias con motivos geométricos que, en algún punto de su momento creativo, también decide romper creando en la imagen fractal un ruido mental, silencioso, dentro de la mente del espectador.
“El 7 de julio tengo una exposición en la Alianza Francesa, se llama Azul Pastel. Tengo desde hace años cierto contacto con la Alianza Francesa y en una visita que tuve de la directora, se apasionó con una pieza que estaba haciendo, estaba terminando una pieza de parches y le emocionó. Ya era un tema que había utilizado anteriormente para alguna exposición; los parches los hago con ropa que ya no se utiliza, y recorto, como a la antigüita, los pedazos de pantalones, camisas”.
En medio de la pandemia
En esos trozos recuperados junto con la retacería de otros trabajos que realizó usando telas, Gustavo Montes se concentró para confeccionar piezas únicas que recuerdan la armonía de las baldosas o azulejos marroquíes.
Esta geometría emergió de nueva cuenta de sus manos en medio de la pandemia pues se desaceleró el movimiento de la llamada normalidad y eso le permitió contar con tiempo para elaborar los textiles a mano.
“Ya había trabajado una pieza en medio de la pandemia. Tuve que trabajar en línea y como ya no se tenía tanta movilidad, ahorraba tiempo de cierta manera; las dos horas que invierto para llegar a la universidad fueron una cierta posibilidad de tiempo. Agarré cosas que tenía en mi necesidad de hacer algo también y una fue la costura porque la hago a mano regularmente aunque también puedo coser a máquina".
“A la directora se lo mostré y le gustó. Ya había hecho anteriormente y sobre todo en la Alianza Francesa, una exposición de parches en 2004, aproximadamente, y me parece interesante volver a esta institución con una nueva exposición”.
En el tiempo de inmovilidad Montes tuvo contacto con su amigo Philippe Poupet, quien le contó aspectos sobre una exposición retrospectiva de Anni Albers que fue instalada en el Centre Pompidou, donde la artista utilizó motivos textiles mexicanos.
Gustavo Montes observó el trabajo por internet y al ver que se trataba de una cuestión geométrica básica, pensó en retomar el concepto pero con un significado distinto.
“La pieza que había hecho tenía que ver con la geometría de la Casa Faya, que estuve en la restauración del edificio que se destinó a un museo, cosa que ha estado parada en dos administraciones en Gómez Palacio, y pensé en hacer una obra de parches con esa geometría, claro que no tengo prendas rojas abundantes aunque sí de muchos colores y lo que tenía eran cosas azules, entonces me lancé con ese color y con la geometría del patio central”.
El resultado fue una variante de la composición geométrica de la Casa Faya, pues una de las piezas la colocó al revés para evitar continuar con el patrón; punto de atracción visual que al romper el esquema llama la atención, generando descontrol visual.
El artista fue armando el rompecabezas de este proyecto creativo y debido a que el origen de la mezclilla es francés, el azul utilizado fue el del isatis tinctoria o hierba pastel, planta que se utilizó hasta el siglo XVI como base para teñir los azules en París. De ahí el título de la exposición.
EGO