Todas son talentosas pintoras. Todas son madres también. Y para poder compaginar su pasión artística con los roles de género deben desarrollar múltiples tareas en una balanza que no se incline hacia el desarrollo de labores domésticas por encima de su producción, porque su oficio les permite además pagar facturas.
La Galería de Arte Contemporáneo del Teatro Isauro Martínez inaugurará este jueves 16 de noviembre en punto de las 19:00 horas, la exposición “Historias no contadas”, que presenta la obra más reciente de María Vigné, Patricia Hernández y Ana Cuevas, artistas que, para MILENIO, explicaron aspectos sobre sus procesos creativos y su discurso plástico.
La primera en hablar es Patricia Hernández, quien se inició a temprana edad en los procesos del dibujo y el grabado, y se ha consolidado como una ilustradora y pintora profesional.
“Lo peor no es que se piense que puedes dejar a un lado tu vocación, se piensa qué tienes que dejarla a un lado, que la puedes hacer a ratitos, ahí cuando te sobre el tiempo y entonces se vuelve muy complicado porque es como, de pronto tener que poner una pausa en lo que haces. Para mí, al menos, ha sido recientemente el retomar muchas cosas que venía haciendo de años atrás porque todas las cuestiones de la maternidad, el ocuparse de la casa y de sobrevivir además se imponen”.
La regla de la triple jornada se cumple cronométricamente. Y no es que los hijos sean una carga pesada o no se amen, sino que como mujeres profesionistas deben luchar para no abandonar la idea de ser personas con sueños e intereses particulares.
En el caso de María Vigné, ella considera que lo que las une es la pintura. Y para contribuir al sustento de la familia, ella ofrece clases de pintura en el taller del Teatro Isauro Martínez. Se destaca que recientemente obtuvo el primer lugar en un concurso internacional de acuarela celebrado en la Ciudad de México.
“Para mí es mi trabajo, en teoría es de lo que me alimento, entonces, por lo menos creo que se nos da la posibilidad de seguir pintando, porque todas podemos obtener una remuneración. Tal vez si no obtuviéramos una remuneración y no fuera de forma profesional, tal vez sí vería la necesidad de pausar porque no tendría energía para otra cosa, otro pendiente”.
El entramado de ser mujer y artista tiene muchos recovecos y para ellas se ha compaginado de manera casi perfecta el hecho de poder compartir sus conocimientos en clases y el regresar a casa para cumplir con ciertas labores que se acomodan en horarios para luego ingresar a su estudio a producir. Esto se debe hacer con una gran disciplina o de lo contrario se llega a procrastinar la producción artística.
Patricia Hernández confirma que, o se dan clases de pintura o se realiza obra por encargo, situación que permite la obtención de ingresos pero que al final no es la obra que ellas esperarían desarrollar. El desafío de estas artistas es entonces el no soltar lo que aman por encima de los deberes cotidianos. Todas coinciden en ello.
Ana Cuevas, quien ha generado un discurso plástico que coloca el énfasis en sus personajes femeninos para invitar al espectador a reflexionar sobre el ser y el sitio que ocupan las mujeres, estableció que el reto es no claudicar a pesar de los obstáculos.
“En mi caso es el amar la pintura y obviamente amas tu rol de mujer, tu rol de mamá, tu rol de ama de casa, pero no quieres dejar tu rol de pintora, entonces es ver de dónde te vas agarrando para seguir en esto y no soltar todo lo demás… para la exposición dejamos fluir ese lado artístico y lo que nos iba inspirando a cada una, para después buscar un hilo conductor entre las tres, que para mi ver todas reflejamos la maternidad, la feminidad, el amor al arte y ese es nuestro punto de encuentro”.
Vigné por su parte destacó que el tema no se planteó para no forzar el discurso, pero al tener una situación parecida en cuanto al estatus de mujeres artistas profesionales y madres, las coincidencias fueron múltiples. Las piezas generadas estarán a la venta, en tanto que un par de obras de cada artista pertenecen a coleccionistas.
Patricia Hernández dijo que su obra es una reciente que presenta a un oso polar y niñas, que acotó, la presencia de niñas en su obra es recurrente, en tanto que el animal surgió por casualidad.
“Mi hija me lo sugirió y me sirvió mucho como para hacer este símil, es como una especie de alter ego en el que yo soy el oso y entonces es la presentación de este conflicto que me hace al final la cuestión de la maternidad, entre que es una cosa linda, tierna y pachoncita, y un poco salvaje, que tiene que ver con protección, con fuerza y muchas otras cuestiones que se podrán analizar a partir de las imágenes”.
EGO