Entre 1947 y 1957 se llevó a cabo una intensa discusión entre los pintores Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros en torno al que hacer de la Escuela Mexicana de Pintura, el muralismo mexicano y el surgimiento de nuevas corrientes plásticas en el país.
La llamada “época de oro” del muralismo (años veinte y treinta) había pasado, pero tres grandes artistas se habían posicionado como autoridades indiscutibles hasta que apareció en el escenario Tamayo, precisó Alberto Argüello Grunstein quien este jueves ofreció una conferencia con motivo del primer centenario del muralismo en México.
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“La conferencia está relacionada con los 100 años del muralismo en México, este es el pretexto, y tiene que ver con los primeros murales que se hicieron en el Colegio de San Ildefonso, lo que era la Preparatoria Número Uno del centro en la Ciudad de México, porque hay una discusión, si se pintaron los primeros (murales) en 1921 o 1922, pero el caso es que se está celebrando este año y creo que habrá otras cosas en 2023”, expresó.
Alberto Argüello fija el pasaje histórico de 1947 a 1957, donde se desarrolla el debate a través de los diarios y revistas especializadas con artículos, entrevistas y crítica de arte. Y fue Tamayo quien cuestionó la hegemonía que se construyó en torno a la obra e ideas de los muralistas David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, a través de la Escuela Mexicana de Pintura.
“De alguna manera también podría decir que es una especie de triálogo porque intermitentemente interviene Rivera en cuanto a posiciones protagónicas pero de todos modos todo el campo de la crítica se sacude: Interviene Antonio Rodríguez que era un crítico de arte muy importante en aquellos años, y otros pintores como Chávez Morado, y Raúl Anguiano, y las críticas de arte Raquel Tibol y Margarita Nelken, que era la gente que estaba en los medios, así como Fernando Benítez, Carlos Fuentes y Octavio Paz”.
“De alguna manera también podría decir también que es una especie de triálogo porque intermitentemente interviene Rivera en cuanto a posiciones protagónicas pero de todos modos todo el campo de la crítica se sacude: Interviene Antonio Rodríguez que era un crítico de arte muy importante en aquellos años, y otros pintores como Chávez Morado, Raúl Anguiano, Raquel Tibol, Margarita Nelken, que era la gente que estaba en los medios, así como Fernando Benítez, Carlos Fuentes y Octavio Paz”, agregó.
Alberto Argüello Grunstein recupera que fue Octavio Paz quien acuñó el término de ruptura con respecto a la tradición muralista en un artículo que redactó sobre Tamayo, en tanto que Siqueiros insistía en frases lapidarias como “No hay más ruta que la nuestra”, lo que le costó el disgusto de los artistas, pues insistía en que el arte debía poseer una función social, de izquierda y popular. Esa fue su visión hasta el final de su vida.
Al preguntarle sobre lo que se ha perdido y ganado después de la Escuela Mexicana de Pintura, el doctor apuntó que “el muralismo sigue teniendo su sitio, potenciado tanto por el gobierno y las autoridades culturales porque de alguna manera no podemos obviar el hecho de que logró colocar el arte nacional en el plano internacional, esa es una gran apuesta, claro se centra en estas tres figuras que todo mundo conoce, los tres grandes, pero hay muchísimo otros artistas de la misma Escuela Mexicana que son pocos conocidos como González Camarena, Chávez Morado, Hernández Delgadillo, Raúl Anguiano
“De hecho lo que venimos arrastrando en términos contemporáneos es la fama de México como el país donde se trabaja y potencia el muralismo. Paradójicamente sucede que en las escuelas de arte no se enseña, es algo que es muy curioso. Cuando estudié en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, una italiana daba pintura mural y realmente no era pintura mural sino pintura sobre manta de gran formato”, comentó.
Al ser también sociólogo, Alberto Argüello durante 1999 hizo un estudio de opinión frente a los estudiantes de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” y resultó que la mayoría de los alumnos, en un 80 y 85 por ciento estaban interesados en que les enseñaran pintura mural. Y lo que le llamó aún más la atención es que no había materias que enseñaran muralismo.
Si en las escuelas especializadas en arte no se enseña muralismo, cómo se le enseña la historia de la pintura mexicana a niños y jóvenes, se le cuestionó.
“No se les enseña. Por ejemplo, en La Esmeralda no hay una materia que sea historia del arte en México, pero tienen materias por especialidades en la historia del grabado, historia de la pintura, historia de la escultura. En esas materias se ve la obra de artistas extranjeros y mexicanos.
“A los niños, me imagino que en las primarias o secundarias tienen materias de artes plásticas, yo recuerdo haber ido a la casa de Frida; de la primaria pública nos llevaban a Bellas Artes a ver obras infantiles de la Compañía Nacional de Teatro del INBA. Había áreas de sensibilización y acercamiento para niños y jóvenes y en la prepa había materia de estética pero regionalmente hay muchas variantes”.
Argüello Grunstein es doctor en Historia de la Cultura por la Universidad Iberoamericana. Maestro en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas, hoy Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la Universidad Nacional Autónoma de México, y licenciado en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la misma UNAM.
Fue director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de 2000 a 2003. Durante su gestión fundó la revista electrónica Discurso Visual. Hoy es investigador de tiempo completo en el Cenidiap.
ARG