Hace tiempo que no leía con tanta emoción una novela. En este caso se trata del libro 'Los veranos con Emilia', del escritor Óscar Bonilla, con la cual ganó en el año 2020 el Premio Nacional Juan Rulfo para Primera Novela.
Aunque a Bonilla se le notificó el premio, la pandemia se declaró como emergencia sanitaria en México y su éxito quedó sepultado ante un cúmulo de información sobre el confinamiento y la estrepitosa pérdida de empleos, en tanto que las estadísticas sumaban miles fallecidos. El mismo escritor recordó que su trabajo como abogado se vio suspendido ante el cierre de las oficinas judiciales.
Al fin, 'Los veranos con Emilia' se imprimió este año en la editorial An.alfa.beta, y el libro resulta ser toda una revelación, pues cuenta la historia de un par de adolescentes que deciden iniciar su sexualidad en tanto la ciudad de Torreón es azotada por una ola violenta sin precedentes.
Bellamente escrita y narrada por un muchacho de quince años, Bonilla desarrolla una narrativa donde se voltea al pasado para observar cómo adolecen los jóvenes ante el despertar sexual, en tanto que la ciudad y sus signos identitarios revelan la corrupción e impunidad como un problema que subyace a las desapariciones y matanzas ocurridas,
La violencia que se desarrolló en Torreón no es la primera vez que la aborda el autor, toda vez que en el año 2017 escribió el cuento Las vías del tren, con el cual ganó el Premio Internacional de Cuento Juana Santacruz, otorgado por el Ateneo Español de México, asociación civil creada por los exiliados de la guerra civil española.
Aborda la iniciación sexual
“Los veranos con Emilia es mi primera novela y durante estos años que pasaron hubo dos libros de cuentos y precisamente empecé con Las vías del tren. Después siguió un libro que se llamó El esqueleto, el hada y otros cuentos, editado por la Secretaría de Cultura de Coahuila, que todavía rescataba un poco el tema de Las vías del tren; el primer cuento de ese libro se llama El esqueleto y creo que tanto por extensión como por temática y estilo, era similar a la vías del tren".
“Pero luego empecé a tomar otros temas, más de fantasía. En ese libro el último cuento se llama El hada, que, lo que quise hacer era mezclar por un lado la fantasía de tener un hada, con el tratarlo de una forma realista, incluso escatológica porque hay mucho sexo, alcohol y comencé a mezclar esos mundos. Para el segundo libro de cuentos, Norte Folk, que salió con el ICED en Durango, fue todo en ese formato: hice una lista de criaturas fantásticas, los ubiqué todos en La Laguna, con elementos realistas muy duros”.
'Los veranos con Emilia', de acuerdo al autor, es una novela sobre la iniciación sexual de unos chicos de preparatoria que se conocen durante el tiempo en que el gobierno de Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico.
Sobre la forma en que impacta su trabajo al lector, Óscar Bonilla dijo que no lo sabe con certeza pero su escritura, dijo, ha sido por necesidad, en tanto que su literatura se sostiene en la brevedad.
Hay que saber hasta dónde escribir
“Me cuesta mucho extenderme, incluso lo intento y no me termina de convencer, entonces lo que decidí hacer fue aceptar que si mi voz o naturaleza tiende hacia la brevedad, voy a intentar hacerlo lo mejor posible, trabajarlo y que se vea intencional. Eso me ha permitido encontrar una forma de escribir que la gente me comenta que les gusta porque pueden leer la novela en una tarde, y hacia allá tiendo".
“Mi segunda novela la terminé de escribir en un taller en el que me ayudaban con las tutorías tres escritores de la generación del Crack que eran Jorge Volpi, Pedro Ángel Palou y Eloy Urroz y a pesar de que la novela es muy breve me dijeron: No intentes extenderte de más, escribe como tienes qué escribir, no porque tenga veinte páginas más vas a poner cosas que no tienen por qué ir. Un cuento puede tener cinco páginas y haber cosas que sobran, entonces reconoce tu voz y explótala como es”.
Como lector Óscar Bonilla reconoce este tipo de errores que terminan cansando como para abandonar un libro. Pero la escritura es personal e intransferible y obedece a la personalidad de los escritores. Así la expresión literaria es única y en su caso, ya tiene un estilo definido y sólido, en tanto que los temas subsisten en ambientes de gran oscuridad.
“Una parte interesante de la vida está ahí, pero también no intento… No juzgo mucho lo que escribo, simplemente intento escribir sobre lo que a mí me parece atractivo y como he visto la vida hasta este momento. No intento dar un mensaje porque creo que ahí se pierde mucho la literatura; el intentar enviar un mensaje positivo o negativo, o de cualquier tipo, es muy peligroso, incluso de forma alegórica".
“Esta novela, Los veranos con Emilia sucede en la época que nos tocó vivir en Torreón, pero no me interesaba hablar de política, ni de sociología, ni de nada. Ni siquiera se trataba de dar un testimonio de esa época. Eso está en el trasfondo. A mí me interesaba contar una historia de un chico y una chica que les toca vivir en esa época… no tenía un interés particular sobre ese periodo de tiempo, mas que a mí me tocó vivir en él, crecer en él y experimentar todos esos tipos de situaciones”.
EGO