Eduardo Emmanuel Ramosclamont Cázares es un joven inquieto y aunque como cualquiera se interesa por lo que le ofrece el mercado y sus gadgets, a él le dio por explorar la vida, la existencia y la muerte a través de la filosofía con tal acierto que pronto comenzó a hacer públicas sus ideas a través de las páginas de MILENIO.
La columna semanal en MILENIO se ha convertido en un libro que tituló “Bitácora de un nefelibata”, mismo que se presentará con el apoyo del Instituto Municipal de Cultura y Educación este jueves 25 de abril a las 19:30 horas en Casa Mudéjar con entrada libre.
A un año de sumar columnas con postulados donde compartió el pensamiento de Heidegger, Nietzsche, Schopenhauer, Descartes, Baudrillard, y también giró el volante para tomar la ruta hacia la literatura del existencialista Jean Paul Sartre, o el sentido de lo absurdo a través de Albert Camus, se advierte que la muerte le resulta atractiva al ser una problemática contemporánea.
“Este libro es un conjunto de columnas de filosofía que escribí para MILENIO. Estas columnas reflejan mis vivencias plasmadas desde una isóptica filosófica de lo que me ha pasado, aunado a ciertas enseñanzas y lecturas filosóficas, básicamente eso es el libro”.
“Tiene desde existencialismo hasta materialismo histórico, no tiene una tendencia filosófica específica sino que abarca muchas tendencias de la filosofía”.
Duda gracias a su padre
A Eduardo Emmanuel la filosofía siempre le interesó e incluso dijo que fue influenciado hacia la duda por parte de su padre. Contando con el apoyo incondicional de su madre, el entrevistado dijo que tuvo mucha suerte de tenerlos.
No obstante fue su padre quien lo acercó al cuestionamiento de los hechos, pues toda su infancia estudió en colegios católicos.
Así fue como aprendió a cuestionar no a los otros sino a sus propias creencias.
“Entre tanto cuestionamiento fui cambiando poco a poco mis creencias desde la secundaria a base de dudar y fue cuando empecé a meterme un poquito a la filosofía como tal. Leí Introducción a la historia de la filosofía de Ramón Xirau y supe que era lo que me gustaba y que tenía muchas cosas por decir, tratar de escribir para hacer llegar a la gente”.
No obstante, este joven escritor se dice prudente en cuanto a dónde y con quiénes tocar los temas filosóficos porque el debate se debe establecer para obtener nuevos conocimientos y no para asegurar que se posee la verdad absoluta.
Al momento se desarrolla en el ámbito de la mercadotecnia, lo que le resulta divertido porque apuntó, muchas veces el mercado y la filosofía entran en contradicción.
“Por las tendencias filosóficas que tengo, muchas veces es contradictorio, se podría llegar a considerar irónico mi ámbito de trabajo, pero básicamente es algo en lo que siempre he sido bueno, la mercadotecnia. Soy bueno pero analizándolo abruptamente, desde una perspectiva de la filosofía si lo que hago pudiera llegar a considerarse no ético porque la mercadotecnia le vende a la gente cosas que quizá no necesite, pero mucho de lo que escribo es justo sobre ese dilema”.
Para Eduardo Emmanuel Ramosclamont Cázares la filosofía se lleva en la piel, y no es casualidad que se haya tatuado el pienso y luego existo en latín, como referencia a René Descartes, quien no pudo romper con las creencias de su tiempo y concluyó que la idea de lo eterno y de lo infinito prueban la existencia de Dios, incurriendo en un nominalismo radical puesto que afirmó que era imposible para la mente limitada de los hombre el concebir los atributos que definen a ese ser, ahondando en el pensamiento mágico.
“Pienso y luego existo fue la primera verdad que llegó a tener Descartes para entender el mundo y decir, bueno no sé si exista, a lo mejor todo esto es una ilusión pero ahora estoy consciente de que estoy dudando de quién o qué soy y eso tiene que estar anclado a algo vivo, entonces me encanta la metafísica descartiana, la tocó bastante en el libro, también un poco de geopolítica”.
“La pandemia trajo varias reflexiones y una es que no tenemos nada asegurado y que el mundo es mucho más extraño de lo que percibimos, si nos ponemos a analizar las cosas que pasan y que estamos haciendo, cómo somos. El mundo es súper extraño y el tiempo de ocio nos da libertad de pensamiento”.
EGO