El periodo vacacional de semana santa contiene sus rituales. En el pasado las familias se recogían en el interior de sus casas y se vivía un luto en torno a la crucifixión de Jesús. Si se veía una película o se escuchaba música, ésta debía ser tomada en consideración a la vida y muerte de quien también es considerado profeta y rebelde.
Con el Stabat Mater se piensa en la pena que implica para una mujer la pérdida de un hijo, más aún si éste fue considerado mártir a propósito de sus ideas, de intentar generar una revolución en torno al dogma de dios.
Este tiempo de reflexión se consideró propicio para que los músicos que integran el ensamble Quinto Movimiento ofrecieran un concierto en la parroquia de San Agustín de Torreón el próximo jueves a las 20:30 horas. Los boletos se encuentran disponibles a la venta en las redes sociales de la agrupación y el día del concierto.
En entrevista para MILENIO, la violinista Yoleti Monique Riquetti y el contrabajista Armando Pérez Towns compartieron la intención del concierto que, despierta la fervorosidad pero también esa visualización de la sagrada familia como una migrante, y la muerte de Jesús para María como ese hijo que emprende una lucha social, campesina, indígena o estudiantil, y no regresa a casa.
“Esta obra trata precisamente sobre eso que acabas de comentar sobre cómo la madre llora al momento y tiene todos los sentimientos encontrados de ver a su hijo que lo están crucificando y verlo pender de un madero. Esto nos pone a reflexionar mucho sobre la vida, sobre todos los movimientos sociales que están sucediendo en nuestro país y es una obra muy bonita. En el transcurso de la obra hay movimientos que realmente te llegan, te hacen sentir el sufrimiento de la madre”, comentó Yoleti Monique.
No obstante, la músico estableció que la obra de Giovanni Battista Pergolesi tiene también momentos estéticos hermosos de regocijo, pues es una música vocal de cámara a la cual Quinto Movimiento debió interpretar solamente con sus cinco integrantes y dos cantantes grandiosas.
“Para la letra vamos a tener en el concierto traducción, subtitulaje de lo que están cantando nuestras compañeras, las cantantes Luz Alicia Ávila y Melissa Reuter con el apoyo de Paola Carrillo. Va a estar todo muy completo, música, canto, subtitulaje, será un concierto amplio, el preparar un concierto para nosotros no es solamente es pensar en música porque pensamos en logística, conseguir la iglesia, que nos ayudó la maestra Paola, el padre Ricardo nos ha ayudado bastante, tiene mucha apertura para hacer este tipo de eventos y es mucho trabajo”.
Los músicos que integran el ensamble se conocen desde niños porque siendo adolescentes coincidieron en el discurso musical. Armando López Towns es el único nacido en Torreón toda vez que Riquetti, Ismael Estevané Rascón y Carlos Castillo son originarios de Chihuahua, en tanto que Meng Wei Su, violista, nació en Beijing. El cómo se integró el ensamble, lo cuenta Armando Pérez Towns.
“Hemos trabajado en el Teatro Isauro Martínez, trabajamos al iniciar en la Casa de Cantera; la primera temporada que hicimos fue en la Casa de Cantera con conciertos de entrada libre. Eran conciertos dominicales a las doce del día y buscábamos pegarle al mercado del Paseo Colón, la gente ya estaba aquí, andaban caminando y entraban directo al concierto”, acotó Towns.
Para generar su público, estos jóvenes interpretaron música de cine, algunas de las obras de Mozart y piezas conocidas. Se trataba de ofrecer un repertorio variado para atraer a la gente que no conoce mucho del discurso clásico pero que se mueve de inmediato ante la música en vivo.
“Del 2018 que iniciamos a ahorita es impresionante. Para cualquier artista, yo creo, nosotros en el caso de la música, tocar en el Teatro Isauro Martínez es grandioso y aparte el verlo lleno es la recompensa de nosotros”, dijo Riquetti.
Quinto Movimiento cerró el año anterior con un concierto junto al guitarrista italiano Diego Campagna. El Teatro Isauro Martínez tuvo un lleno, es decir, a un 70 por ciento para respetar las medidas sanitarias por la pandemia. Y si bien ellos también tuvieron que ir a casa, Armando Pérez Towns refiere que al mes de estar a la distancia simplemente se aburrieron y retomaron el trabajo utilizando plataformas digitales.
“Recién empezó la pandemia, yo creo que nos aburrimos como al mes de estar encerrados y no nada más nosotros como ensamble, por ejemplo me tocó colaborar con compañeros del mismo ensamble en algún proyecto con una orquesta que formó alguien en los Estados Unidos y por conocidos nos pedían si podíamos tocar ciertas partes y pues sí, y al final nos dábamos cuenta de que estábamos trabajando en el mismo proyecto sin saber”.
La música siguió a pesar de la distancia y ahora que las autoridades comisionadas a evaluar la pandemia han reportado un menor número de contagios por la covid-19, ellos toman como escenario ideal para el Stabat Mater una iglesia que será ambiente propicio para pensar en el núcleo familiar y los nuevos retos que se enfrentan al intentar formar estructuras sólidas para la vida.
EGO