La huella de las luchas sociales que emprenden las mujeres no sólo en México sino en América Latina es constante, y es por ello que cobra una gran relevancia la recuperación de las memorias a través del testimonio, pues como recurso de denuncia equilibra la balanza de la historia en medio de las narrativas oficiales.
La presencia de las mujeres en la escritura testimonial es de una verdadera riqueza, y es por ello que la doctora Lucila Navarrete Turrent, investigadora y docente especialista en literatura, ofrece una capacitación para enriquecer la narrativa femenina. Se trata del Taller de Testimonio Clave Feminista, que se desarrollará al iniciar el mes de julio en el espacio colectivo Rosa del Desierto.
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En entrevista para MILENIO, explicó que su objetivo es puntual y se trata de un taller que cumple una función social y literaria específica: el reivindicar la voz y la memoria de las mujeres que han sido marginadas por razones de género, raza o clase.
“Se va a ofrecer en Rosa del Desierto el viernes primero, sábado 2 y viernes 8 de julio, son cinco horas y lo planee así por los ejercicios que voy a encargar. Digamos, es un taller breve y hay quienes me han preguntado el por qué en dos fines de semana, pero responde esencialmente a los ejercicios que vamos a estar trabajando, entonces es una hora el viernes, tres el sábado y una hora de cierre a la siguiente”.
En contexto, la doctora Navarrete refiere que durante los años sesenta y setenta, el testimonio significó un parteaguas para pensar en otros términos la escritura y la literatura en el marco de realidades que, como las latinoamericanas, han sido marcadas por la opresión y la violencia.
Un ejemplo. Después de la guerra contra el crimen organizado que impulsó el presidente Felipe Calderón a finales del año 2006, en México se sufrió una escalada de violencia sin precedente que se tradujo en millones de muertes y un sinfín de carpetas de averiguación sobre personas que desaparecieron de manera forzada.
Y fue justo por las desapariciones que ocurrieron en Torreón y en otras ciudades que los defensores de derechos humanos configuraron las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, estructura que se extendió luego por el territorio nacional como las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, donde cientos de mujeres madres, esposas, hijas o abuelas, comenzaron a denunciar de viva voz los hechos. En su lucha aprendieron a hablar en voz alta para denunciar los hechos, y también lo han hecho a través de la escritura.
“El encuadre teórico responde a que dentro del género testimonial, que existe como tal desde los años setenta esencialmente en América Latina y que cumple una función social, la cual es visibilizar las voces de aquellas personas, contamos con varios recursos. Uno de ellos es la memoria”.
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Para la especialista a la memoria se le hace valer cuando se dice de viva voz pues testimonia, y posteriormente pasa por un proceso de edición con fines esencialmente de publicación para ocupar el espacio público, convirtiéndose en un posicionamiento político.
“Vamos a tener un primer encuadre teórico sobre la importancia del testimonio, el testimonio para visibilizar las voces de las mujeres. A mí me gusta mucho el poder trabajar con esas zonas oscuras como la violencia de la cual hemos sido víctimas las mujeres, por eso es un taller esencialmente para mujeres, vamos a construir un ambiente de confianza y posteriormente trabajaremos en el testimonio: recogerlos, editarlos y posteriormente compartirlos y ver qué puede suceder”.
Este ejercicio testimonial, con la autorización de las participantes, podría culminar en una publicación toda vez que Navarrete Turrent colabora en sitios periodísticos y literarios y puede gestionarlo, pero hace énfasis en que esto puede ocurrir siempre y cuando las talleristas estén de acuerdo.
Las interesadas pueden hacer contacto en las redes sociales de Lucila Navarrete Turrent, o acudir a Rosa del Desierto que se ubica en la avenida Corregidora 139 en la zona centro de Torreón, pudiendo recibir un descuento por pronto pago.
EGO