En el marco del centenario del nacimiento de Truman Capote (1924 -1984), Anagrama reunió a Leila Guerriero, Juan Villoro, Martín Bianchi y a Berna González Harbour para charlar sobre el autor de A sangre fría.
“Tuvo una vida breve, de una intensidad incomparable que conoció el éxito y el aplauso, así como el desprecio y el ostracismo, conocido por su estilo único. Capote escribió obras inolvidables, además de numerosos relatos y obra periodística”, así arrancó la plática Silvia Sesé, directora de Anagrama.
Truman Capote nació en Nueva Orleans el 30 de septiembre de 1924 y murió en Los Ángeles el 25 de agosto de 1984.
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La escritora Leila Guerriero es autora de La dificultad del fantasma (Anagrama) donde va tras los pasos de Truman Capote por la Costa Brava, el lugar donde escribió parte de su célebre A sangre fría.
“Estuve en Palamós, en una de las casas que alquiló el escritor en España. Yo no sabía que ahí había escrito una de sus grandes obras y no en Estados Unidos, donde Capote era un tipo que tenía una vida social impresionante. Él decidió apartarse de todo eso cuando se fue a la Costa Brava una vez terminada la investigación en el pueblo de Holcomb donde había sucedido el crimen de esta familia”.
Para la reconocida autora, Capote era un gran estilista y completamente entregado a la escritura.
“Era un tipo llamativo y provocador que podía ser muy pérfido en las entrevistas, en el trato, pero tenía una inteligencia enorme, era un gran lector y al mismo tiempo depredador de sus contemporáneos, despreciaba a muchos y desde temprana edad se sintió muy orgulloso de lo que era”.
En decadencia
Sobre A sangre fría, Leila Guerriero comentó que él había decidido que ese libro solo se podía terminar cuando ejecutaran a los asesinos que habían matado a la familia.
“Como narrador puede tomar esa o cualquier otra decisión, pero poner sobre un libro la larga sombra de la muerte para el puntos final es apuntarte una flecha en el centro de la frente. Al final, el libro tuvo muchísimo éxito cuando se publicó y se le veía como algo muy comercial, no tenía tanto prestigio en aquel momento y eso fue algo que Capote resintió mucho, ver que todos sus compañeros de generación ganaban grandes premios y él quedaba un poco relegado”.
Y aseguró que es una gran obra, pero a partir del gran éxito, todo fue un poco en decadencia.
“Su adicción a las anfetaminas, el alcohol y las fiestas permanentes; para mí fue muy conmovedor estar en el lugar en donde alguien pasó —lo que podríamos pensar— casi sus últimos días felices, porque ahí empezó un suicidio en cámara lenta para Truman Capote”.
Por su parte, Juan Villoro comentó que la carrera de Capote se basó precisamente en la construcción de un estilo único.
“Él construyó una personalidad profundamente llamativa en la cultura de las celebridades norteamericanas. Capote se hizo a sí mismo, y ese largo trayecto se basó en lo que él consideró que era su fuerza y su instrumento principal: el estilo literario. Truman Capote dijo que el talento que él tenía era un látigo que Dios le había dado para castigarse así mismo y poder sacar las mejores frases”.
Villoro señaló que Capote tenía una doble personalidad, por un lado, se acercó “a la gente desposeída con todo tipo de anomalías que conoció en el sur de los Estados Unidos en su infancia e ingresó en la sociedad con éxito”.
“En él estuvieron siempre estos dos mundos. Alguna vez dijo Capote que su epitafio debería ser ‘Yo aspiro’, porque fue un aspiracionista continuo, pero también podemos verlo como un gran arribista, alguien que utilizó la herramienta maravillosa del lenguaje, tanto el oral que tenía como un chismoso que animaba a todas las tertulias, como el lenguaje escrito, tan decantado y tan exitoso y que pudo llevar al periodismo”.
El escritor mexicano tradujo El Árbol de noche, de Capote, hace 35 años pero dijo estar insatisfecho y pidió a Anagrama hacer una nueva edición con esos cuentos que son extraordinarios.
“El éxito de Truman Capote, tan buscado por él, también fue su calvario; el avasallante éxito de A sangre fría hizo que fuera visto por muchos más como un autor comercial y popular que como el supremo estilista que siempre fue entonces y creo que todas estas contradicciones lo convierten en una figura insoslayable del siglo XX”, agregó Juan Villoro.
La necesidad de aceptación y cariño
El periodista Martín Bianchi Tasso dijo que hubo cosas que marcaron la vida de Capote; el autor siempre estuvo deseoso de la aceptación, del éxito y de formar parte de un sector de la sociedad.
“Creo que se debe un poco a una infancia traumática en un matrimonio roto, no fue deseado y se fue a vivir con unos familiares a Alabama. Era un niño consciente de su homosexualidad y orgulloso de ella. Desde muy pequeño era transgresor y se crió en una sociedad en que se acostumbraba a contar cuentos orales, pienso que ahí le nació el amor por contar historias, pero siempre buscó el amor de sus padres; pienso que el motor de su obra fue precisamente esa necesidad de aceptación y de cariño”.
La escritora Berna González Harbour comentó que Capote asumió desafíos muy valientes al escribir A sangre fría, decide salir de su zona de confort para ir a un lugar donde él, con todos sus ropajes, no es nadie.
“Pero también aborda el crimen más difícil de comprender: el no planificado. Dos hombres se meten en la casa de un granjero, le roban 50 dólares y asesinan a la familia. Fueron desafíos valientes para el escritor, le salieron bien, aunque también le costaron posiblemente la vida”.
Para la autora española, lo que hace Truman Capote es convertir lo horrendo en belleza.
“Capote convirtió un crimen en novela, en belleza; hay una tercera fase que es volver a convertir todo eso en lo horrendo de su final y es donde la leyenda de un escritor es alimentada por todas las fiestas, por su libro fallido Plegarias atendidas. A partir de ahí, se autodestruye y lo horrendo vuelve a él”.
Anhelar el cielo o el infierno
Los participantes coincidieron en la personalidad abrumadora del autor, en su manera de “disfrazarse” con sus bufandas y sus sombreros, donde se representaba a sí mismo en todas las circunstancias posibles.
Escritores y periodistas charlaron sobre una de sus novelas más polémicas Plegarias atendidas que apareció en 1987 en una edición póstuma e inacabada, la cual, Capote fue publicando en trozos en revistas, lo que provocó escándalos, una suicidio y lo expulsaron de las fiestas y sus queridas “cisnes”, mujeres ricas no le volvieron hablar, pues Capote no se guardo ningún secreto.
¿Qué voces actuales se pueden equiparar a Truman Capote?
Juan Villoro fue categórico en su respuesta: “Los grandes autores como Truman Capote son absolutamente irrepetibles; muchos podemos beneficiarnos de distintos aspectos de su ejecutoria, de la relación entre la ficción y la no ficción o de sus entrevistas… son recursos que están ahí para quien los pueda aprovechar y considero que la literatura posterior a él, le debe mucho en aspectos muy variados”.
Leila Guerriero coincidió: “Me parece que cualquier autor que hoy tenga esa capacidad contar y de transformar una historia pequeña en una historia como La Ilíada o La Odisea y todas esas obras clásicas, bueno está a la altura de un tipo como él, no hay tantos, pero tampoco hay tantos Capotes en el mundo. Lo único que quiero decir para todos los que escribimos es que no hace falta tener un final como el de Truman Capote para escribir, no hace falta”.
DATO
Anagrama cuenta con la Biblioteca Truman Capote que reúne títulos como Desayuno en Tiffany’s, A sangre fría, Música para camaleones, Plegarias atendidas, El arpa de hierba y Los perros ladran, entre otros.
jk