Los robots pueden hacer muchos trabajos que antes realizaban los humanos, pero ¿pueden reemplazar a los artistas?
Un equipo de empresarios franceses cree que sí y para ello desarrolló un algoritmo que puede crear pinturas originales con cierto parecido a obras de maestros como Rembrandt.
Las imágenes de un Barón de Belamy imaginado y sus relaciones aristocráticas tienen un acabado borroso que no habría impresionado a los clientes de Rembrandt, pero son suficientemente buenas para que la casa de subastas Christie’s ponga a la venta una de ellas en octubre, en Nueva York, con un precio estimado de 7 mil a 10 mil dólares.
“Somos artistas con un tipo diferente de pincel. Nuestro pincel es un algoritmo desarrollado en una computadora”, dijo Hugo Caselles-Dupre, un ingeniero informático que fundó el grupo con sus amigos de infancia, Gauthier Vernier y Pierre Fautrel, quienes tienen antecedentes comerciales.
Las obras de arte son creadas por Generative Adversarial Network (GAN), un algoritmo que aprende a generar nuevas imágenes alimentándose de una base de datos de pinturas existentes: 15 mil retratos en el caso de las imágenes de Belamy.
“Lo visual no es lo único que comprende el retrato final”, aseguró Fautrel.
“Todo el mensaje y el proceso artístico para llegar a lo visual también son importantes, incluso más que el producto final”, dijo, admitiendo que las imágenes de GAN, impresas en lienzo y luego enmarcadas, son borrosas.
“El hecho de que todavía no sea perfecto, creo que es lógico porque es una tecnología que todavía es muy nueva, y para obtener muy buenos resultados necesitamos un poder de cálculo significativo, que por ahora no tenemos en este pequeño departamento”.
El trío vendió The Count of Belamy en alrededor de 10 mil dólares al coleccionista con sede en París Nicolas Laugero-Lasserre.
“Lo que fue sorprendente fue que no sabían nada sobre el arte, nada en absoluto”, sostuvo Laugero-Lasserre.
“Al principio los tomé por personas locas. Y finalmente, ¿están locos, son genios? Ya veremos”.
Dudas artísticas
Algunos artistas no están convencidos de que una máquina pueda hacer arte real.
“Si no hubiera enojo por parte de Picasso, Guernica nunca habría existido. Si Modigliani no estuviera enamorado de sus modelos, sus desnudos serían aburridos y poco interesantes”, señaló el pintor Robert Prestigiacomo.
“Siempre hay un sentimiento detrás de una pintura, siempre, ya sea enojo, anhelo o deseo. Y la inteligencia artificial es... bueno, tienes la palabra ‘artificial’ en ella, ¡ahí lo tienes!”.
Esta copia artificial del trabajo del pintor contrasta con el hallazgo de una pieza original de Rembrandt apenas este pasado mayo, cuando el holandés Jan Six hizo el descubrimiento de su vida en una casa de subastas, al ver el trazo de Rembrandt en una pintura desconocida que había pasado desapercibida durante cuatro siglos.
El retrato de un joven bien vestido y con el cabello rojo se presentó en ese entonces como el primer Rembrandt “nuevo” en aparecer desde 1974.
Y se exhibió en el museo Hermitage de Ámsterdam durante un mes.
Con ayuda de un inversionista que no ha permitido que lo identifiquen, Six adquirió Portrait of a Young Gentleman, pintado alrededor de 1634, por 185 mil dólares en la subasta en Londres. Es probable que ahora valga mucho más.
Lo cual nos hace dudar. Si todavía existen Rembrandts por ahí, ¿necesitamos copias digitales?