Un gato firmó un estudio científico y engañó a todos

La identidad de F. D. C. Willard fue uno de los secretos mejor guardados de la ciencia, hasta que un estudiante reveló la trampa.

Ciudad de México /

En 1975, el diario científico Physical Review Letters, publicó un estudio sobre las bajas temperaturas del isótopo helio 3. El texto estaba firmado por el reconocido profesor de física de la Universidad de Michigan, Jack Hetherington, y su colega F. D. C. Willard, un gato siamés de siete años llamado Chester.

No es que las horas incesantes de estudio hubieran enloquecido a Hetherington, sino que incluyó a su mascota como autor del estudio para intentar ocultar un error de gramática: aunque él era el único autor del texto, lo había escrito usando el pronombre plural nosotros.

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Según contó el editor de la publicación, este error de estilo no concordaba con sus criterios y el texto sería rechazado si no se corregía. Sin embargo, Hetherington consideró que rehacer todo el estudio para cambiar al singular implicaba un esfuerzo innecesario, de modo que optó por agregar el nombre del gato familiar, según contó en el libro More Random Walks in Science (CRC Press, 1982).

Pero, ¿cómo engañaría a sus colegas y amigos cercanos con una treta tan obvia? La mayoría de sus allegados conocía bien a Chester. Fue esa la razón para darle un sobrenombre. Eligió F. D. C. por ser un acrónimo de Felis Domesticus Chester (gato doméstico) y Willard, por ser el nombre del padre de Chester.

Aunque la gente cercana al profesor conocía la jugarreta y la dejó pasar inadvertida, la verdadera identidad de F. D. C. Willard fue revelada años después, cuando un estudiante que buscaba a Hetherington no pudo contactarse con él, así que pidió entrevistarse con Willard.

"Todos se carcajearon y pronto el gato quedó expuesto", escribió el profesor.

El alias de Chester apareció en otro estudio del diario francés La Recherche, porque aparentemente el equipo de investigadores no pudo ponerse de acuerdo sobre la mejor versión de su trabajo.

Chester murió en 1982, pero se convirtió en el gato más popular de la ciencia, quizá sólo después del de Schrödinger.


ASS

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