Poner cara a cara al público con varias obras de Gustav Klimt que, por estar colgadas a 12 metros de altura, pasan desapercibidas a la mayoría, es el homenaje que el Museo de Historia del Arte de Viena dedica desde ayer al autor de El beso en el centenario de su fallecimiento.
“Muchos visitantes acuden al museo y se sorprenden al saber que tenemos 13 obras de Klimt en lo alto de la escalinata”, asegura Sabine Haag, directora del museo.
Para acercarlas al visitante, esta pinacoteca ha instalado un paso elevado que, hasta el 2 de septiembre, permite colocarse, literalmente, cara a cara con la obra de Klimt (1862-1918). Las pinturas adornan los espacios entre los arcos y las columnas alrededor de la escalinata principal del edificio.
Las imágenes representadas repasan diferentes estilos y épocas artísticas, desde el Antiguo Egipto hasta el siglo XIX, un claro ejemplo de la primera época de Klimt, precursoras aún de lo que luego fue el Jugendstil, el Modernismo vienés liderado por Klimt.
Las figuras, masculinas y femeninas, están representadas de forma realista pero llenas de símbolos. En ellas predominan los colores cálidos y algunos toques del uso del dorado que fue luego la nota más característica de la obra de Klimt.
El taller del artista —fundado por Klimt junto a su hermano menor Ernst y su compañero de estudios Franz Matsch— recibió el encargo con poco más de un año de margen, en 1890.
Seis meses antes de la apertura del museo, inaugurado en octubre de 1891, los óleos fueron colocados en las paredes. Durante más de 120 años han pasando desapercibidos para muchos y nunca han tenido que ser restaurados. “Es una de las cosas que hace las obras tan especiales. Tantos años después, están en perfecto estado”, recuerda Haag.
Ya en 2012, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del pintor modernista, la dirección del museo montó la misma estructura, abierta al público durante tres meses con gran éxito. “Turistas de todo el mundo vinieron a Viena solo para poder ver estas obras de cerca”, señala la directora del museo. “Muchas veces nos han preguntado sobre cuándo volveríamos a hacerlo, así que aquí está”, dice.
Durante estos meses, de forma excepcional, también se podrá disfrutar en las salas dedicadas al arte del Antiguo Egipto de una de las obras maestras de Klimt, la Nuda Veritas (1899).
Una obra que fue una respuesta a quienes no comprendían su arte: una mujer desnuda sostiene un espejo en la mano y enfrenta a aquellos que no la entienden con su reflejo.
Klimt coronó la pintura con una cita del filósofo y dramaturgo Friedrich Shiller: “Si no puedes complacer a todos con tu arte, complace a unos pocos. Complacer a muchos es malo”.
Normalmente expuesta en el Museo austriaco del Teatro, hasta septiembre podrá disfrutarse en el especial contexto del arte egipcio clásico.