Una reciente excavación desenterró 12 esqueletos humanos y una cámara de ofrendas funerarias cerca del edificio del Tesoro de Petra, en Jordania, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Cuando Richard Bates barrió con su radar la arenisca del antiguo edificio del Tesoro de Petra, hacía más de dos décadas que nadie había sondeado tan a fondo los terrenos de la ciudad de piedra.
Los arqueólogos habían sido bloqueados por un misterio complejo. En 2003, descubrieron tumbas ocultas alrededor de la estructura del Tesoro, excavada en las paredes del cañón de Petra en el siglo I a. C. Pero, obstaculizados por la burocracia y la falta de recursos, no habían explorado a fondo el otro lado.
La situación cambió a principios de este año, cuando Bates y un equipo de investigadores obtuvieron permiso para utilizar un potente radar de penetración en el delicado monumento del Tesoro, conocido localmente como Al Khazneh.
“Nos sorprendió mucho que nos dieran permiso para entrar y explorar —dijo Bates, geofísico y profesor de la Universidad de Saint Andrews en Escocia—. Eran datos asombrosos”.
Ahora, los arqueólogos tienen respuestas a su antigua corazonada descubierta justo enfrente del hallazgo inicial de 2003.
El descubrimiento podría ser clave para desentrañar el misterio de Petra, construida por el antiguo pueblo nabateo como capital hacia el siglo IV a. C. A pesar de tan significativas —y duraderas— huellas, poco se sabe de este reino nómada y árabe, que fue anexionado al Imperio romano en el año 106 d. C.
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Hallazgo esperado
Los investigadores llevaban mucho tiempo deseando explorar más a fondo en esa zona, donde han localizado la tumba gracias a un radar de penetración terrestre. Las lecturas fueron de las más claras que el geofísico Bates había visto en su carrera, mostrando indicios de que podrían existir otras estructuras.
Los indicios condujeron a una excavación por parte de un equipo jordano y estadunidense, que incluía el Departamento de Antigüedades de Jordania y el Centro Americano de Investigación, dirigido por Creasman, de la Universidad de Arizona.
Entre los descubrimientos más asombrosos de la tumba recién revelada se encuentran 12 restos óseos intactos y una red de muros que dividían la sala, una característica estructural que no se había visto en ningún otro lugar de la ciudad antigua.
Creasman cree que la tumba es anterior a la construcción de la estructura del Tesoro y que se encontraba bajo tierra, frente al famoso edificio de piedra rosa.
La ornamentada fachada del edificio del Tesoro de Petra es una de las Siete Maravillas del Mundo y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; ha sido objeto de debate entre los expertos en arqueología, quienes creen que podría haber sido una tumba o un escondite para las riquezas de un faraón.
Los investigadores están trabajando para datar más específicamente los restos óseos, dijo Bates, aunque a grandes rasgos son de entre 400 a. C. y 106 d. C., “justo en el grueso de los años de la civilización nabatea”, dijo.
Para Creasman, Bates y sus colegas, el descubrimiento más que responder al misterio de Petra, lo profundiza. Bates está pensando en todas las demás señales de radar recogidas en esa reciente exploración, aún inexploradas, bajo tierra.