Este lunes 19 de abril se celebra el aniversario del nacimiento, en 1909, del pintor jalisciense José Atanasio Monroy, quien se inserta en la escuela mexicana de pintura, ya como muralista, y como creador de paisajes y retratos, habiendo logrado a lo largo de su vida ser un pintor de reconocido prestigio, a tal grado que tiene una pinacoteca que lleva su nombre al igual de la bienal de pintura que impulsa la Universidad de Guadalajara.
En 1999 se crea el Premio José Atanasio Monroy que, desde el año 2012 se constituyó en la Bienal de Pintura José Atanasio Monroy, en la cual han participado cientos de pintores de todo el país. El acervo de la pinacoteca se ha enriquecido con los trabajos galardonados de la bienal, y el nombre del pintor se ha preservado con la justicia que merece su pintura.
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Para la curadora Fernanda Matos Moctezuma, el retrato de Emiliano Zapata, que se halla en el Castillo de Chapultepec, da la estatura de la calidad como pintor de José Atanasio Monroy.
Habiendo nacido en Ejutla, Jalisco, de muy pequeño sus padres se asentaron en Autlán, pueblo serrano donde Atanasio Monroy vivió en contacto con la naturaleza y las montañas que posteriormente enriquecerían su obra pictórica. Aficionado a la música y al dibujo, el artista combinó ambas disciplinas, llegando incluso a tocar como músico en la banda que animó en 1924 y 1925 los carnavales de su pueblo adoptivo.
Atanasio Monroy viajó a Ciudad de México bordando los 16 años de edad, en compañía de su hermano. Se inscribió en el año de 1925 en la Academia de San Carlos, y un año después ya participaba en una muestra colectiva de alumnos, en el Palacio de Minería.
De esos años iniciáticos, José Atanasio Monroy expresaría: “empecé a pintar con la absoluta convicción de que yo nací para pintor... por algo será, realmente toda mi vida he hecho cuadros”.
Con apoyo familiar instaló su taller en los rumbos de Bucareli. En su memoria y portafolio traía los dibujos de los caseríos, paisajes y pobladores de Autlán, y según cuenta uno de sus biógrafos, Jesús D. Medina García, “combinó su trabajo creativo con la lectura de biografías de los grandes pintores y las principales corrientes artísticas, que posteriormente tendría la oportunidad de conocer”.
Durante la gubernatura de Marcelino García Barragán, en Jalisco, se le encargó el que sería su primer mural, en el Centro Escolar Chapultepec de Autlán: un recorrido por la historia patria y un homenaje a los personajes relevantes de Autlán, el cual muestra la influencia de Saturnino Herrán y Diego Rivera, a quienes abiertamente Atanasio Monroy reconocía como sus referentes.
Al regresar a Ciudad de México, reunió fondos para emprender su primer viaje a Europa. Ya vivía de la venta de sus pinturas. En 1955 Francia y España son los países recorridos por Monroy. En los cuatro viajes restantes visitaría los principales museos europeos, “tenía por objeto enfrentarme con avidez a las grandes obras de Miguel Ángel, Rafael, Leonardo, Rubens, Velásquez, El Greco… observaba, reflexionaba, pintaba y vendía cuadros en las plazas públicas de las distintas ciudades que iba recorriendo”.
A los 81 años de edad, José Atanasio Monroy sufrió un ataque de embolia; como consecuencia no pudo pintar más con su mano derecha, con la que había dibujado y pintado desde su infancia. Dos años después regresó a Autlán y aprendió a pintar con la mano izquierda logrando producir casi 300 obras.
El deceso de José Atanasio Monroy ocurrió el 19 de febrero del 2001. Recibió un homenaje de cuerpo presente en el Centro Escolar Chapultepec, con su mural, “La Mexicanidad”, como telón de fondo.
Cada año, en su aniversario luctuoso, se llevan a cabo conmemoraciones con actos cívicos y una muestra pública de sus pinturas emblemáticas. Para reconocer su legado, la Universidad de Guadalajara constituyó la Pinacoteca José Atanasio Monroy en el año 2002, donde se albergan 54 obras de su autoría.
PCL