Vargasllosiana

Fatalidad no ajena a los engranajes de funcionamiento del sistema capitalista sostenido no solamente desde sus bases económicas, productivas y de mercado sino también de aspectos como la publicidad.

"Tiempos recios" Alfaguara, España, 2019. Mario Vargas Llosa
Ciudad de México /

Incuestionable, a Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) los personajes dictatoriales se le dan muy bien. En los cruces entre realidad y ficción, sus libros han dejado arquetipos difíciles de olvidar. Odría en Conversación en La Catedral, Trujillo en La Fiesta del Chivo, Castillo Armas y compañía (vaya elenco de mezquindades y traiciones) en el nuevo Tiempos recios. Una novela que recapitula sobre la Guatemala de los años 50, la de la demolición de la Presidencia de Árbenz y el fin de ímpetus democráticos.

“Vuelve Vargas Llosa”, escucho el fraseo insistente (con todo y que hace tres años haya publicado Cinco esquinas). Un regreso a los ambientes de convulsiones políticas, sociales y económicas, destrezas para testimoniar e imaginar bien a la mano, que hace del género novelístico un acompañante (sin el cual no) de la misma historia. Algo así como 15 años que van del advenimiento de un nuevo gobierno en Guatemala, a partir de la llamada Revolución de Octubre (1944), la que derrocó al dictador Ubico Castañeda, hasta la caída del mismo Castillo Armas. Espacio ideal para las exaltadas relaciones humanas y las pulsiones más íntimas de los actores de ese tiempo.

En Tiempos recios el lector identificará las maneras en que el gobierno norteamericano realizaba las políticas regional y planetaria, instrumentadas desde sus organismos de intervención y desestabilización como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), teniendo en la mira Nicaragua, El Salvador, Cuba, Haití, República Dominicana, Guatemala, México… Una guerra declarada que se ejerció, en distintos frentes y con oficiosos de diferente cuño, “sobornando a autoridades y engañando a campesinos e indígenas ignorantes y negociando con dictadores corruptos”.

Fatalidad no ajena a los engranajes de funcionamiento del sistema capitalista sostenido no solamente desde sus bases económicas, productivas y de mercado sino también de aspectos como la publicidad. “El advenimiento” de la publicidad, se lee en Tiempos recios, “como la herramienta primordial del poder y de la manipulación de la opinión pública en las sociedades tanto democráticas como autoritarias”. Opinión pública “decisiva” en los momentos de presión a los gobiernos y, en el caso de Guatemala, a fin de frenar un régimen de talante democrático bajo el pretexto de que era “el Caballo de Troya de la Unión Soviética”.

Todo en Tiempos recios, “el regreso de Vargas Llosa”, cuya portada reproduce un detalle de “Dualidad”, el mural del mexicano Rufino Tamayo, donde serpiente y jaguar se enfrentan en duelo. 


  • Mauricio Flores
  • mauflos@gmail.com
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM

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