Mientras estudiaba biología en la Universidad de California, Berkeley, Anand Varma trabajaba de manera paralela con un fotógrafo, experiencia que le ofrecería nuevas herramientas para adentrarse de un modo diferente a la temática que más le apasiona: la naturaleza.
Varma siempre tuvo en mente estudiar biología, y aunque la fotografía en un inicio la tomó como hobbie, con el paso del tiempo entendió que la disciplina le permitiría captar, entender y hacer visible “lo que es invisible a simple a vista”. La combinación de ambas le permitió pensar y estudiar sus proyectos de una forma diferente.
El camino del biólogo, fotógrafo y camarógrafo lo condujo a explorar detalladamente las cuatro historias que lo llevarían a publicar en National Geographic: los parásitos, las abejas, los murciélagos y los ruiseñores, lo que daría como resultado que en 2017 la publicación lo nombrara Explorador Emergente. Pero su trayecto no culmina ahí: Varma es embajador de Canon y ganador, en 2015, del Premio World Press Photo.
¿Ha cambiado la percepción de la naturaleza a partir de su trabajo en la fotografía?
Lo increíble de la fotografía es que te permite ver cosas que no podrías ver a simple vista, entonces, es una manera de ver el mundo de una forma más detallada que con tus propios ojos.
¿Cuál es el mayor aprendizaje que ha obtenido al captar imágenes sobre naturaleza?
El mayor aprendizaje es que la naturaleza siempre te va a sorprender, incluso si sabes lo que vas a hacer, o lo que quieres conseguir con tu imagen. El proceso de observar e intentar capturar ese plano, te va a mostrar varias capas de complejidad después. Entonces la lección ha sido siempre prestar atención a las sorpresas que ocurren al final del trabajo.
¿Cuál es su sentir al ver sus primeras fotografías y ver las últimas?
Para mí, cada proyecto se trata de una nueva herramienta, y fotografiar es una nueva manera de ver; entonces, es interesante observar las fotografías básicas que tomaba y pensar que cada proyecto se siente como un nuevo reto. He intentado inventar otro estilo de fotografía.
Siendo biólogo, ¿cuál fue su sentir al ver sus fotografías en las portadas de National Geographic?
La experiencia es emocionante pero también difícil, hablando sobre todo del proceso de tomar las imágenes; emocionante porque tienes la libertad de continuar haciendo lo que gusta, pero también es atemorizante captar una imagen que no sabes cómo tomar. Una vez que está en la publicación el sentimiento es de alivio, de tener una imagen que es suficientemente buena como para continuar.
¿Cuál es la complejidad de entrelazar sus dos profesiones?
Es intentar entender cómo traducir una idea muy compleja de la biología a un público general; cómo hacer un equilibrio, cómo encontrar equilibrio en una imagen para que las personas puedan reconocer, pero que también tenga el suficiente misterio para captar su curiosidad.
Algunos tipos de fotografía permiten tener el control del ambiente. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta al trabajar con animales?
El intentar entender su comportamiento. Tengo que trabajar con científicos, que son expertos, para poder predecir de la mejor manera la conducta del animal.
En un mundo tan complejo, ¿por qué es importante mantenerse cerca de la naturaleza?
—Se toma varios minutos, y responde—: Para mí es importante entender cómo funciona el mundo, y creo que el aprender a observar el mundo que nos rodea, de manera cuidadosa, es el primer paso para entender la complejidad de las cosas en general.
Un gran ganador
En 2015 fue reconocido como el ganador del primer lugar del World Press Photo (WPP) en la modalidad de “Naturaleza”.
El WPP describe su trabajo como “la historia detrás de la ciencia en todo, desde el comportamiento de los primates y la biomecánica del colibrí hasta la enfermedad de los anfibios y la ecología forestal”.