Todo habitante de San Gabriel está llamado a ser Abundio Martínez, el arriero de Pedro Páramo que guía a Juan Preciado, en el camino a Comala, en busca de su padre.
De los tres pueblos que se disputan la paternidad de Juan Rulfo, San Gabriel aventaja a Sayula y Tuxcacuesco en la recreación del imaginario fantástico aportado por el escritor a la literatura universal.
Cualquiera vecino de San Gabriel es capaz de señalar en un mapa dónde está la casa de huéspedes de Eduviges Dyada, el puente donde el padre Rentería expiaba sus pecados, la loma donde los niños Pedro Páramo y Susana San Juan volaban papalotes.
—Definitivamente, San Gabriel es Comala —dice José de Jesús Guzmán, cronista del municipio.
A Rulfo le preguntaron un día: ¿Dicen que hay profesores que andan buscando Comala?
—Y no encuentran nada. Buscan los pueblos que menciono en mis cuentos y no existen. Van con mis hermanos que viven por allá (…) y ellos les responden: “mi hermano es un mentiroso, no hay nada de eso”.
Así comenzaron los equívocos sobre la vida y obra del escritor, exacerbados por su silencio y su tendencia a fabular: en Caracas, ante estudiantes, dijo que el personaje que le contaba las historias murió, así que dejó de escribir.
En una cena en la embajada italiana, Alberto Moravia pidió a Rulfo que contara algo. “Saben: allá en Comala están desenterrando los cadáveres de los caballos”.
Rulfo nació en Sayula, pero su reticencia a aceptarlo abiertamente generó recelo en ese pueblo. El día de su muerte, el presidente municipal tardó horas en autorizar las esquelas para los diarios.
Con Tuxcacuesco la historia es distinta. Si bien Comala llevaba inicialmente el nombre de este pueblo, la verdadera querencia de Rulfo fue Apulco, donde estaba asentada la hacienda materna.
Es una cuestión de fe que los vecinos de San Gabriel digan que a diario pisan la mítica Comala.
Hasta este pueblo del Llano Grande de Jalisco —una caldera que hierve a 35º C— llegan cada año cientos y cientos de visitantes.
Y todos cumplimos un ritual: venimos en busca del padre desconocido, un tal Juan Rulfo.
- Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno nació en Sayula el 16 de mayo de 1917. Fue vendedor de llantas, agente migratorio y funcionario del INI. Murió en la CdMx el 6 de enero de 1986.
- Los ojos de Susana San Juan
El personaje de Susana San Juan está inspirado en un niña que Rulfo vio solo un momento en una visita a Guadalajara cuando él tenía 13 años. Su nombre es Aurora Arámbula. En Pedro Páramo, Rulfo añora sus “ojos de aguamarina”.
- El asesino del padre
Guadalupe Nava asesinó al padre de Rulfo en 1923. El escritor recreó este pasaje en el cuento “Diles que no me maten”. Nava era hijo del entonces presidente municipal de Tolimán, donde ocurrió el crimen. La madre de Rulfo se encontró dos veces al asesino en calles de San Gabriel pero no quiso denunciarlo.