Viaje a una región desconocida

Podría haber sucedido en cualquier país del mundo: un adolescente escucha por primera vez la canción “Sweet Jane” con Lou Reed y “en ese momento el cerebro (que no el alma) de ese adolescente comienza a modificarse, a transformarse, a viajar hacia una región desconocida”. Así le ocurrió en Barcelona a Manuel Vilas, quien refiere su experiencia en Lou Reed era español (Malpaso, 2017), libro donde da cuenta de su pasión por el rockero que alguna vez dijo: “La música es todo. La gente debería morir por ella. La gente se muere por todo lo demás, así que ¿por qué no por la música?”

Narrador, poeta y ensayista, en su libro Vilas no muere por Lou Reed, vive por él en un relato apasionante sobre la relación del músico con España y sus conciertos. Convertido en “un detective, un perseguidor de Lou Reed”, como se autodefine el escritor, describe a su ídolo con “un rostro distinto a todos los rostros. Un hombre esquelético, una cara huesuda, gafas de sol en plena noche, una cazadora negra, muy negra tal vez, una sensación de desafío”. Reed habrá de llevarse esta imagen a la tumba.

El poeta ganador del Premio de las Letras Aragonesas en 2015 describe la odisea que, en la España franquista, significaba encontrar sus discos, esos vinilos que parecían contener “todas las maravillas del universo”. En su primer concierto, en el que se da cuenta que no suena igual que en los discos, descubre que “la Voz de Reed regala cosas. Lo intuye. La voz tiene poderes curativos”. Muchos conciertos más tarde, reitera que “Lou Reed cura, es un médico global. Lou Reed es mi sirviente y mi médico personal”.

Enriquecido con la ficción y el recuento de las transformaciones políticas y sociales que va sufriendo España, la propia industria del rock y hasta la tecnología para escuchar la música, amén de la carrera de Lou Reed, el texto de Vilas se toma licencias como hacer decir a su ídolo: “Creo que nadie entendió en el fondo quién era yo y lo que había hecho. Incluso cuando me elogiaban, creo que no me elogiaban a mí ni a mi música y mi literatura, sino a la imagen que de mí al final se construyó”.

Para aquellos que quieren ir más allá de la imagen del rockero del que muchos hablan destacando su paso por el grupo Velvet Underground —aunque nunca lo hayan escuchado—, están sus discos, sus videos, sus poemas y este libro fascinante. “Lou Reed murió en Southampton, estado de Nueva York, el 27 de octubre de 2013. Su legado es un misterio. Su vida fue un misterio. Su voz, un don”, escribe Manuel Vilas en las últimas líneas.