El “Parque Fundadores” o Parque de la Ciencia, ubicado en el corazón de la ciudad de Toluca, es una pieza arquitectónica única en el Estado de México, por tratarse de la obra de mayor impacto en los últimos 40 años. Víctor Márquez es uno de los planeadores del recinto, la mente maestra detrás de la obra que cuenta en su abanico con proyectos como el “Parque Metropolitano La Mexicana” y el “Center for the National Property Heritage”, ambos en la capital del país.
El arquitecto compartió con MILENIO Estado de México los elementos por los que se aventuró a imaginar, estudiar, bocetar y realizar un parque que cuenta con 24 mil metros cuadrados de extensión.
“Es un proyecto sui generis de intervención urbana de un centro histórico como tal vez no se había visto en décadas en el país, porque los centros históricos están sujetos a políticas de conservación muy estrictas y el hecho de la que ciudad de Toluca tuviera uno que no tiene más de 50 años, permitía encontrar una oportunidad, partir de la sociedad misma”.
Del concreto al espacio verde
El recinto fue inaugurado el 14 de octubre del año 2021 por el gobernador Alfredo Del Mazo Maza y está ubicado en las calles Primo de Verdad y Lerdo de Tejada. Tiene como vecinos la Iglesia del Carmen, el Cosmovitral y el Palacio de Gobierno, sin embargo, su rostro no siempre fue el mismo porque en su lugar había una plancha de concreto y debajo un estacionamiento.
“El parque consiste en el aprovechamiento de esta enorme plaza que durante décadas tuvo un estacionamiento en muy mal estado y lo que se tenía arriba era literalmente el techo. Entonces tenía riesgos estructurales que nos llevaban a pensar la idea de tenerlo que demoler y una vez que se hizo apareció este gran edifico enterrado o soterrado contra los niveles de las calles y eso planteaba oportunidades o retos muy complejos para un proyecto público”.
Para diseñarlo fue necesario comprender el flujo natural de los ciudadanos, ya que diariamente circulan trabajadores, paseantes y comerciantes. “Obviamente las avenidas principales tienen flujos en sus banquetas y hay movimientos transversales que van conectando a los hitos de la ciudad, las Iglesias, los museos, los edificios públicos y el jardín botánico, entonces, entender con sensibilidad esos movimientos, nos dio una idea de qué había que conservar obligatoriamente a nivel de la calle”.
El estilo arquitectónico contempló el trazo de dos grandes alamedas a lo largo de las vialidades, al estilo de las ciudades históricas de México, explicó. Derivado de ello hay 7 mil metros cuadrados de área verde. “Tienen dobles arboledas para que en el futuro las copas de los árboles le den sombra a los paseantes y luego se decidió hacer conexiones transversales que son dos en los extremos y dos en medio”.
La magia radica, dijo, en que su diseño soterrado permite que haya construcciones para la comercialización de productos y por el otro lado la difusión del arte y la cultura. “El parque no es celoso, ya que se trata de un espacio con rampas que permite admirar cuando se sube la dimensión de los monumentos culturales y religiosos que habitan junto a él”.
El compromiso con la sustentabilidad no paró ahí, ya que fue maquetado un sistema especial para el riego de los especímenes naturales vegetales de la zona. “Estos parques no se deben de regar nunca con agua corriente o municipal, entonces lo que hemos hecho es un esfuerzo y el gobierno ha hecho en inversión enorme. En la parte de abajo de estos prados y de este espacio completo, hay un sistema completo de recolección del agua de lluvia”.
Y agrega: “El agua en tiempo de lluvias va bajando y se almacena y luego en tiempo de estiaje o en tiempos de seca esa agua se toma con un sistema automático y se otorga durante esos meses de calor y eso hace un círculo sustentable en términos de manejo hidrológico de los recursos”.
Retratará al siglo XXI
Los monumentos tienen la característica de ser fieles antecedentes y registro del estilo, pensamiento y convivencia de la sociedad en cierto periodo histórico. Víctor Márquez precisó que con el “Parque Fundadores” se pretende dejar huella de la lucha social y las expresiones de las primeras dos décadas del siglo XXI en el Estado de México.
“Aquí lo que queremos es que haya capas de tiempo y que cada una hable acerca de sus ciudadanos, de sus organizaciones sociales y colectivos, qué es lo que la gente joven exigió en su época y eso se materializa en obras físicas. Ese es el legado que dejamos a los demás, cuando se estudie a finales de siglo entenderán qué hubo y cómo fue la gente que existió en su momento”.
Víctor Márquez se definió como el instrumento de ideas y años de trabajo con colectivos y colaboradores que le permitieron crear la propuesta que hoy es tangible, por lo que invitó a la gente a conocerlo y que en el futuro sea un punto de reunión emblemático en el centro del país, pero sobre todo, una puerta a la democratización del espacio público porque en realidad, fue pensado para todos.
KVS