Viejo restaurante resalta renacimiento arqueológico de Irak

Las excavaciones han vuelto a realizarse luego de la relativa calma que ha prevalecido en los últimos años.

(AP)
BAGDAD /

Una misión arqueológica internacional ha descubierto los restos de lo que se cree es un restaurante o taberna de 5.000 años de antigüedad en la ancestral ciudad de Lagash, en el sur de Irak.

El descubrimiento del añejo comedor —el cual incluía un rudimentario sistema de refrigeración, cientos de tazones de arcilla y restos fosilizados de un pescado cocido en exceso— que un equipo encabezado por la Universidad de Pensilvania anunció a finales de enero, generó algo de entusiasmo más allá de las fronteras iraquíes.

Se produjo en un marco de un resurgimiento de la arqueología en un país que a menudo es llamado “cuna de la civilización”, pero donde la exploración arqueológica se ha visto atrofiada por décadas de conflictos antes y después de la invasión estadounidense de 2003. Esos conflictos dejaron expuestos los ricos sitios y colecciones arqueológicas del país al saqueo de decenas de miles de artefactos.

“Los impactos del saqueo en el campo de la arqueología fueron muy graves”, dijo Laith Majid Hussein, director de la Junta Estatal de Antigüedades y Patrimonio de Irak, en declaraciones a The Associated Press. “Desafortunadamente, las guerras y periodos de inestabilidad han afectado enormemente la situación del país en general”.

Las excavaciones han vuelto a realizarse luego de la relativa calma que ha prevalecido en los últimos años. Al mismo tiempo, se han repatriado miles de artefactos robados, ofreciendo esperanza de que haya un renacimiento arqueológico.

“'Mejorando' es un buen término para describirlo, o ‘sanando’ o ‘recuperándose’”, dijo Jaafar Jotheri, profesor de arqueología en la Universidad Al-Qadisiyah, al hablar sobre el estado actual de este campo de investigación en su país.

Irak alberga seis lugares que son Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, entre ellos la antigua ciudad de Babilonia, sitio donde florecieron varios imperios antiguos con gobernantes como Hammurabi y Nabucodonosor.

En los años previos a la invasión estadounidense de 2003, un número limitado de equipos internacionales venía a excavar en sitios iraquíes. Durante el gobierno de Saddam Hussein, dijo Jotheri, los arqueólogos extranjeros que llegaban a venir eran monitoreados de cerca por el gobierno central en Bagdad, limitando su contacto con la población. Había pocas oportunidades de transferirles habilidades o tecnologías a los arqueólogos locales, comentó, por lo que la presencia internacional “no benefició a Irak”.

Los sitios arqueológicos del país enfrentaron “dos olas de destrucción”, continuó Jotheri, la primera después de que se le impusieron fuertes sanciones internacionales a Irak tras su invasión a Kuwait en 1990, y los desesperados iraquíes “encontraron en los artefactos y el saqueo una forma de ingresos”, y la segunda en 2003 luego de la invasión estadounidense, cuando “todo se vino abajo”.

En medio del subsecuente vacío de seguridad y el ascenso del grupo extremista Estado Islámico, las excavaciones prácticamente quedaron suspendidas durante casi una década en el sur de Irak, mientras que sí continuaron en la zona bajo control kurdo en el norte del país, considerada más estable. Los sitios antiguos fueron saqueados y se contrabandearon artefactos al extranjero.

Los primeros equipos internacionales en volver al sur de Irak arribaron en 2014, pero sus números aumentaron lentamente después de eso.

Las excavaciones en Lagash, la primera de las cuales se llevó a cabo en 1968, se suspendieron después de 1990 y el lugar permaneció sin movimiento hasta 2019.

A diferencia de muchos otros lugares, el sitio no fue saqueado durante ese tiempo, en buena medida gracias a las labores de las tribus que habitan la zona, dijo Zaid Alrawi, un arqueólogo iraquí que dirige el proyecto en el lugar.

Los posibles saqueadores que llegaban al área eran ahuyentados por “habitantes locales que en esencia consideran que estos lugares son de su propiedad”, comentó.

Un complejo de templos y los restos de edificios institucionales habían sido descubiertos en excavaciones previas, por lo que cuando los arqueólogos regresaron en 2019, dijo Alrawi, se enfocaron en otras zonas que les darían pistas sobre la vida de las personas ordinarias. Comenzaron con lo que resultó ser un taller de alfarería que contenía varios hornos, junto con figurillas desechadas que aparentemente fueron hechas por trabajadores aburridos y semillas de dátiles de los bocadillos que comían mientras trabajaban.

Excavaciones adicionales en la zona circundante al taller encontraron una amplia sala que contenía un fogón para cocina. El área también contaba con bancos para sentarse y un sistema de refrigeración hecho con capas de jarras de arcilla enterradas en la tierra, separadas por fragmentos de barro.

Se cree que el sitio se remonta al año 2.700 a. C. Dado que el consumo de cerveza era generalizado entre los antiguos sumerios que habitaban Lagash en ese entonces, muchos visualizan el lugar como una especie de taberna antigua, con restaurante.

Pero Alrawi dijo creer que lo más posible es que fuera una cafetería para alimentar a los trabajadores del taller de cerámica de al lado.

“Pienso que era un lugar para atender a quien fuera que trabajara en la enorme producción alfarera vecina, justo al lado del lugar en el que las personas trabajan duro, y tenían que comer su almuerzo”, comentó.
Alrawi, cuyo padre también fue un arqueólogo, creció visitando sitios en todo el país. Hoy está feliz de ver el regreso de las “excavaciones a todo motor” en Irak.
“Es algo muy bueno para el país y para los arqueólogos, para el ámbito académico y las universidades internacionales”, subrayó.

A medida que se expande la exploración arqueológica han llegado los dólares para la restauración de sitios decretados patrimonio mundial que han sido dañados, como la mezquita Al-Nouri en Mosul, y las autoridades iraquíes han presionado con el fin de lograr la repatriación de artefactos robados de países relativamente cercanos como Líbano y lejanos como Estados Unidos.

El mes pasado, el museo nacional de Irak comenzó a abrir sus puertas al público sin costo los viernes, por primera vez en la historia reciente. Las familias deambularon por las salas repletas de tabletas asirias y pudieron ver de cerca la joya de la corona de los artefactos iraquíes repatriados: una pequeña tableta de arcilla de más de 3.500 años de antigüedad que narra una porción de la Epopeya de Gilgamesh, la cual fue saqueada de un museo iraquí hace 30 años y devuelta desde Estados Unidos hace dos años. La tableta es uno de 17.000 artefactos saqueados que han sido devueltos a Irak desde ese país norteamericano.

Ebtisam Khalaf, una maestra de historia que acudió a visitar el museo durante el primer día en que no se cobró la entrada, dijo: “Es una iniciativa hermosa, porque podemos ver las cosas de las que sólo solíamos escuchar”.

Antes, dijo, sus estudiantes “sólo podían ver estas antigüedades en los libros. Pero ahora podemos ver estos hermosos artefactos en persona”.

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