De origen capitalino, Rafael Carrillo, mejor conocido como Vita Uva, nació en el año de 1938.
Como cualquier niño de su generación, refirió en entrevista concedida al reportero de Milenio, Luis Carlos Valdés, creció jugando al balero, con los trompos, pero también hacía faenas de torero y pateaba el balón en la calle jugando al futbol, específicamente en el parque Venustiano Carranza, por la calle de Juan de la Granja.
- Te recomendamos Payasos laguneros harán homenaje a 'Vita Uva' Cultura
Sin embargo, y esto muy pocos de sus admiradores lo conocen, siendo un chiquillo actuó para el mismo Luis Buñuel dentro de la película 'Los Olvidados', considerada la obra más emblemática que realizará el director español en territorio mexicano.
“En una ocasión en un baldío ubicado cerca de la iglesia de San Jerónimo, filmaron una escena de la película 'Los Olvidados', y allí nos dijo la producción que nos subiéramos a los jueguitos y nos pagaron con dulces, aguas, refrescos, golosinas para realizar una escena. Allí fue mi primera intervención en la farándula”.
Rafael Castillo siendo luego un adolescente vendió jugos de uva aprovechando el espectáculo que realizaba el mago Machichic, quien le pidió acompañarlo en sus giras.
Fue en San Luis Potosí donde se inició con un personaje que asegura, se parecía a Resortes. De esa forma comenzó a interactuar en las presentaciones hasta que logró darle vida a Vita Uva.
LLEGADA A TORREÓN
Fue en Torreón que conoció a la Mazacuata, su mujer. El nombre del personaje, apuntó, se lo pusieron a ella en una caravana musical que realizó a Tehuacán con magos, bailarinas, grupos musicales y un faquir.
“Yo quería ser un gran cantante y artista, pero estar de gira por muchas ciudades del país provocó que por mucho tiempo ni viera a mi jefa. Luego me hablaron para decirme que regresara a Torreón pues mi madre estaba malita. Nos venimos de Orizaba y cuando llegué ya no la encontré con vida”.
A pesar del dolor que le provocó la pérdida, en los siguientes días continuó el trabajo de la mano de Mazacuata, estableciendo que sus rutinas y todo su trabajo como payaso debía ser soportado por un sentido del humor que no obedeciera a la vulgaridad, aún sabiendo que otros payasos utilizaban el doble sentido para tener trabajo.
“Cuando yo trabajé con Capulina fue él quien me dijo: Lo tuyo es lo blanco, como yo, porque compañeros que se meten al doble sentido, se acaban. Hoy muchos me lo agradecen, papás que crecieron conmigo, me contratan para la fiesta de sus hijos precisamente por el humor blanco, porque sigo conservando mi mente limpia, sin cochambre”.
Vita Uva a más de medio siglo de trabajo, es decir, luego de 59 años manteniendo su personaje como payaso, sabe que los niños conforme pasan las generaciones, han cambiado. Y si bien en el pasado eran nobles y fáciles de entretener, hoy ante tanto impulso electrónico han cambiando, lo que a él le ha impuesto también una permuta en cuanto a los contenidos de su espectáculo, pero siempre conservando un humor blanco, familiar.
“Conmigo los niños se portan bien. Por mí no hay inconveniente en atender a la gente sea donde sea, yo me debo al pueblo, yo voy a una fiesta sea donde sea. Otros compañeros son selectivos y eligen a qué colonia ir y a cual no. Yo voy a todos lados, haya gente buena o haya gente mala, la gente me recibe con gusto”, finalizó.