Escrita y dirigida por Jacobo Tafoya, #VivalaFrida, como si se tratara de un escaparate o aparador, promete sumergir al espectador a la parafernalia comercial que se ha creado en torno a la imagen de pintora Frida Kahlo, cuestionada ahora incluso por la sumisión que le rindió a su panzón esposo Diego Rivera.
El director de este espectáculo escénico comenta para Milenio que lo que propone es mostrar a una Frida que ya muerta, reclama su imagen ideológica y coloca al público de frente ante la serie de productos que explotan su imagen, que la vuelven una mercancía global despojada del pensamiento crítico que la caracterizó.
“Tomamos como prexeto, voy desde la capa superior, a una Frida Kalho consciente de que está muerta y de que sus cenizas están en el tocador de la Casa Azul, sabe que está muerta y sabe que es un producto comercial. Asimismo se asume como influencer y demás, pero viene a reclamarnos que la hayamos convertido en un producto y que adoremos más su imagen y sus cejas y sus flores antes que, no sólo su pintura, sino la ideología que cargaba”.
Esta premisa será sólo el betún que el dramaturgo diseñó para exponer en la obra lo que el sociólogo Zygmunt Bauman denominó como modernidad líquida, es decir, una sociedad de consumo y deshecho llena y vacíos que avanza por el túnel de la voracidad e insatisfacción eliminando la posibilidad de permanecer en un núcleo social, laboral o incluso dentro de una relación de pareja.
Tafoya afirmó así que para aterrizar esta idea filosófica se concentró en las justificaciones que se esgrimen de forma continua para desembarazarse de un compromiso y que muchas de las veces no requieren de una gran argumentación sino basta con convertirla en una muletilla, vocablo genérico o clave en los tiempos de las redes sociales. Ejemplo de ello la palabra “tóxico”.
“Frida les exige que abran el diccionario y busquen la palabra, ¿Es violento? ¿Es celoso? ¿Qué define o cuál es el problema? ¿Qué es tóxico? Y ella cuestiona: Te pega o te miente. Y cuestiona eso, el irnos por la fácil desde la simpleza lingüística. Tomé ese ejemplo de tóxico porque es latente. Y se toma como base la imagen de Frida para que nos demos cuenta que lo que se hizo con su imagen se hace con muchas otras cosas.
En el diseño o la construcción del personaje, Tafoya decidió que su Frida acompañara al público desde una posición maternal que protege, que cuida e intenta llevar hacia otra visión más comprometida cuestionando la ligereza con la que se toman las relaciones y la actuación de la sociedad en la vida de una nación.
“Se aborda la actuación de los movimientos sociales y a la 4T también, al hecho de haber votado y que te quedaste agusto porque ganó y de regreso a mi casa y haber cuándo me vuelven a hablar. Incluso cuestiona el que personas afines al PAN la idolatren y les dice: Le pusiste Frida a tu hija por mí y quieres ganar más dinero pagando una miseria a tus empleados”.
De esta forma Jacobo Tafoya desarrolla una historia que más allá de cuestionar el culto a Frida Kalho, realiza una crítica sobre lo que se convierte en una tendencia de moda global cuando realmente no se tiene el interés de conocer a fondo a la artista.
“No estamos defendiendo la imagen de Frida Kahlo, hay quien va aprovechando y viendo que Frida genera comercio y todo eso... es a la par porque al principio de la función, si las condiciones tecnológicas del lugar nos lo permiten, se pone un video que llamamos Frida TV”.
Este formato, afirmó el entrevistado, permite crear una atmósfera amable donde se exhiben videos de cantantes latinoamericanas hasta llegar al canto vernáculo con Chavela Vargas, pero a la par se insertan comerciales de productos que han explotado la imagen de a pintora mexicana: muñecas, cosméticos, ropa, tenis e incluso electrodomésticos como cafeteras y sartenes, o incluso tutoriales.
“Con #VivalaFrida empezamos desde el 15 de agosto y terminamos el 15 de noviembre, estamos en varios bares y cafés del centro, hemos visitado varios lugares y vamos incluso hasta Matamoros, la idea era hacer una gira por La Laguna. En sí la casa ha sido Fauna, el bar que nos abrió las puertas, tuvimos ahí nuestras dos primeras funciones y después nos fuimos al Rocket Brothers con Abraham Laguna, actor, y en El Tiro, Casa Vieja y Sinfonía”.