Cuando, en 1995, la actriz española Victoria Abril alzaba el premio Goya que consiguió por su papel protagónico en el filme Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, también alzaba para sí un triunfo privado, el de haberse consagrado en su tierra a pesar de aquella infancia difícil, cuyas memorias resultan en las reflexiones desde las que parte para convertirse en una voz que pugna por los derechos de la mujer.
“Cuando yo nací, en 1959, en un país (España) de dictadura católica, hija de madre soltera, las naturales o ‘hijas de puta’ no tenían derecho de conservar a sus hijos y debían darlos a la Iglesia para que se los dieran a familias casadas. Es decir, he vivido una infancia horrorosa, encerrada en internados porque mi madre no podía trabajar y tener hijos porque no era casada”, confesó la actriz durante uno de los paneles más asediados en la pasada Feria del Libro en Guadalajara hace un par de semanas.
Las defensoras
El tema abordado por Victoria Abril, quien durante aquel miércoles 28 de noviembre se convirtió en la más demandada de todas las panelistas por la soltura y amenidad con que abordaba reflexiones a partir del movimiento global #MeToo, es a la vez uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible trazados por la ONU para su Agenda 2030, en la que acciones como la de la actriz y las panelistas que le acompañaron —es decir, desde el voluntariado— son consideradas como el medio vital para consolidar la misión.
“El voluntariado es una vía poderosa para que cada vez más gente se una a la causa. Los voluntarios están ampliando el espacio en el cual alcanzamos el futuro que queremos al involucrar a cada vez más personas en la planificación local y nacional, y en la acción para cumplir con la Agenda 2030”, resuelve Naciones Unidas acerca de lo imperativo del tema.
La Declaración de la Agenda 2030 de Naciones Unidas dice: “Estamos resueltos a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas”.
En aquella ocasión, otra de las panelistas, la periodista Lydia Cacho, se adentró en los factores culturales que, intrínsecamente, propician un ambiente desfavorable para cristalizar la igualdad de género.
“Una de las cosas que ha hecho esta cultura machista es decirnos a las mujeres que tenemos que quedarnos calladas y eso lo han hecho también los partidos conservadores, la Iglesia que nos han querido someter y nos han tratado de convencer que los orgasmos son casi un pecado”, dijo la también escritora.
En la misma mesa, la politóloga, defensora de los derechos humanos y hoy diputada Federal, Martha Tagle, reflexionó acerca de las respuestas violentas al tema del acoso hacia la mujer en espacios públicos donde muchas veces se suele intentar culpabilizar a quien en realidad es la víctima.
“Este tema no tiene que ver con un asunto que generamos, sino que tiene que ver con esta división sexual en el trabajo, que a las mujeres nos han querido ubicar en el espacio de lo privado y a los hombres en el de lo público”, apuntó acerca de que la mayoría de las veces el asunto de los espacios públicos comienza desde la niñez.
Una de las participantes fue la ex candidata independiente a la presidencia de México, Margarita Zavala, quien sostuvo que el movimiento feminista es uno de los más fuertes en el mundo. Ella recalcó que debe existir un balance en el feminismo, porque el exceso disminuye lo positivo.
“Quizá cuando no hay esos balances, cuando exageramos en lo uno o lo otro, más que negativo me parece riesgo, pero el silencio no puede seguir”, dijo.
Para la socióloga británica Catherine Hakim una de las reflexiones centrales es “cómo el hombre es el único que puede proteger a las mujeres”, tema del que ahonda en sus estudios acerca del capital erótico.
A pregunta expresa acerca de las soluciones para conseguir concientizar acerca de la igualdad de género, Victoria Abril repitió enfáticamente “educación, educación, educación”. Se trata, irónicamente de “educación de calidad”, el cuarto de los objetivos trazados por la ONU.
Empoderamiento lector
Inmersos en una era digital que lidera la forma en que nuestra generación consume información, el debate acerca de los libros impresos y las versiones digitales parece por fin encontrar un punto de encuentro.
El surgimiento y crecimiento de compañías y organizaciones dedicadas a la curaduría y distribución de libros impresos son el argumento clave: “No hay una disputa entre el libro físico y digital”, explica Elena Bazán, director de Bookwire México, firma alemana con sede en tierra azteca desde hace tres años y que durante la pasada FIL consiguió la posibilidad de ampliar su horizonte para 2019.
“En la edición tradicional la discusión sería ‘alfabetización’, quién sabe y quién no sabe leer, y a partir de ahí se puede o no hacer fomento a la lectura; me parece que la discusión digital es la brecha digital, no en todo México hay internet, ni siquiera hay hogares con luz”, explicó Bazán.
“Son muchas más posibilidades de que una persona acceda al contenido de un libro”.
Voluntariado, vital al consolidar la unión en movimiento #MeToo
La igualdad de género es el quinto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible trazados por la ONU para la agenda 2030. En la Feria del Libro panelistas como Victoria Abril, Margarita Zavala, Martha Tagle y Lydia Cacho defendieron el tema.
Ciudad de México /
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