“Fotografiar a los vaqueros es un trabajo muy crudo”

Entrevista: Werner Segarra, fotógrafo

El fotógrafo Werner Segarra exhibe su obra en el Museo de Historia Mexicana denominada “Vaqueros de la Cruz del Diablo”.

Werner Segarra presenta su proyecto “Vaqueros de la Cruz del Diablo”. Foto Leonel Rocha
Gustavo Mendoza Lemus
Monterrey /

Como fotógrafo, Werner Segarra trabaja retratando interiores de edificios y hace la imagen comercial de hoteles en Estados Unidos.

Pero cada cierto tiempo, regresa a la Sierra Alta de Sonora para visitar rancherías y retratar a los vaqueros mexicanos, un proyecto que ahora exhibe el Museo de Historia Mexicanacon “Vaqueros de la Cruz del Diablo”.

Werner Segarra, nacido en Puerto Rico pero radicado en Estados Unidos, viajó a la frontera de México en su etapa estudiantil, y desde entonces ha producido una serie fotográfica sobre los vaqueros de Sonora.

A continuación, una entrevista donde el fotógrafo narra sus intereses en la imagen, su carrera y cómo percibe la cultura del vaquero en México.

Werner Segarra viajó a la frontera de México en su etapa estudiantil, y desde entonces ha producido una serie fotográfica sobre los vaqueros de Sonora

¿Cuál sería la diferencia entre la imagen del vaquero producida por el cine, y las personas que has fotografiado?

En la imagen del cine es que siempre hay el personaje bueno y malo, que siempre están peleando. Yo estoy fotografiando al vaquero ganadero, que creo es una imagen más real y que podríamos llamarles como ‘vaqueros contemporáneos’.

Entiendo que para el cine sino tienes esa parte pues la gente no lo vería, pero ahora que mostramos esto en un museo creo es una visión más interesante la que se presenta en un museo.

¿Qué significa para ti estas jornadas de esperar 4 horas para tomar unas fotos con los vaqueros, en un mundo tan inmediato como el que vivimos?

No es que quiera perder mi celular tampoco, pero es un mundo distinto el que vivo con ellos. Personalmente, es mi momento de respirar, donde no tengo prisas, porque siento que mi vida es correr en la ciudad. Y llego allá y paso el día al ritmo que ellos tienen, donde las cosas son más lentas, pero también más trabajosas. Es hablar con ellos, reírnos, pelearnos, todo como amigos porque son muchos años de convivencia en los pueblos, visitando los ranchos.

¿Cómo combinas tu trabajo fotográfico, que va por el lado comercial donde las cosas están más planeadas, con este documental sobre la vida de los vaqueros en el campo?

Este trabajo es más “crudo”, si lo podemos decir así, y me encanta que sea así, la luz fuerte, en situaciones rudas. Es todo un reto, por ejemplo, cuando trabajo lo comercial se vuelve más fácil, al tener las luces, y ahora que trabajo con luz natural es más difícil para manejarla a como estamos impuestos, con las luces y flashes de lo comercial. Al principio fue incómodo trabajar con luz natural, pero con este trabajo con los vaqueros creo lo estoy logrando.

¿Te encontraste con el otro rostro del norte de México, que es la violencia, al trabajar esta serie?

(Mmm) no te voy a comentar mucho de eso, pero sí, es una realidad y uno nunca quiere estar en un mal sitio en un mal momento. Gracias a dios no he tenido malas experiencias de esa manera, pero sí ha afectado al norte, definitivamente.

Mencionabas que es tu primera exposición en un museo, ¿Qué implica para tu trabajo que el Museo de Historia Mexicana exponga tu trabajo sobre vaqueros?

Me tomó mucho tiempo hacerla porque yo quería que fuera perfecta, que abarcara todo, lo que son los paisajes, la comida, su religión, incluir los videos grabados por celular.

La oportunidad que me han dado aquí nunca podré regresar, estoy en shock, es un agradecimiento increíble por esta oportunidad.

¿Cómo ha cambiado el rol de la mujer en torno a la cultura de los vaqueros?

Te hablo desde mi experiencia, cuando llegué en los años ‘81 y ‘82 las únicas veces que una mujer montaba a caballo es cuando iban con el novio los fines de semana, que en esas épocas eran los únicos días permitidos por los padres, entonces se vestían muy a la moda de la ciudad y se iban a pasear por el pueblo.

Pero en los últimos cinco o 10 años hay un orgullo de ellas por pertenecer a su pueblo, suben las selfies a sus redes sociales, creo que es un lado positivo de las redes sociales, que ahora tienen orgullo de sus padres, de su herencia vaquera.

Su exposición está en el Museo de Historia Mexicana. Foto: Leonel Rocha

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